Escribe Juan Manuel Gorno

 

Un Alem acostumbrado a codearse con el éxito en Plaza Ocampo sucumbió ayer ante el nuevo campeón provincial, Atlético Ascasubi, que alcanzó a empatar sin goles y, aprovechando el 3-1 del partido de ida, terminó festejando el título en la edición 2015.

Poco más de cuatro mil personas le dieron a la “Placita” una cifra prácticamente inigualable a lo sucedido en los últimos tiempos. Y ese contexto colorido, con gente sin lugar para sentarse, motivó como nunca a jugar una final entretenida, donde Alem le puso el corazón por completo. Pero no alcanzó.

La falta de eficacia en el primer tiempo se sumó a la expulsión de Maximiliano Le Roux, en el complemento, y todo mermó el rendimiento de un equipo que luchó hasta el final, aún cuando las ideas prácticamente no existían. 

Enfrente se paró un rival más aceitado, un justo campeón que supo atacar en su cancha y entendió cómo fortalecer su defensa de visitante. 

En definitiva, saber cuidar la ventaja de dos goles era la clave en el equipo de Villa Ascasubi, que trató de apretar más arriba en los primeros minutos, pero promediando la etapa inicial terminó por ubicarse definitivamente en su campo para actuar de contragolpe hasta el cierre del encuentro.

Quizás esta actitud se hubiese acelerado a los 10 minutos, cuando Diego Palleres estuvo a punto de acentuar los problemas de Alem, pero después de eludir a dos jugadores y hasta el arquero, prácticamente sin ángulo, la quiso tocar al gol, la pelota cruzó todo el arco y se fue.

Alem sintió el sofocón, pero dio batalla desde atrás y fue al frente con el juego de Emanuel Coria y las corridas de Mayco Dichiara (dos ausentes en el cotejo de ida), además del empuje de sus hombres más emblemáticos. Sin embargo, en su mejor momento, cuando se generaron espacios entre tanto trajinar, el equipo careció de eficacia.

También fue responsable el arquero Ezequiel Isuardi, no sólo por desviar con un manotazo un remate peligroso de “Manu”, sino también por descolgar un par de centros y atrapar otro par de remates en jugadas con pelota detenida del “León”.

Otro problema para Alem fue la desconcentración y el nerviosismo, algo que se evidenció ni bien el partido se detuvo por una protesta en el banco del local (fue expulsado el entrenador de arqueros, Leonardo Vázquez), ya que de ahí en más el equipo bajó en intensidad. Encima, en un par de saques mal efectuados de Gómez, Atlético tuvo algunas posibilidades sobre el final de la etapa que no encontraron puntería en los pies de Palleres y Torres.

 

Más desventaja

Sobre el final de la primera etapa, el árbitro José Romera -que venía cometiendo algunos errores- complicó la final porque no adicionó minutos, aún cuando el partido se había detenido dos veces. 

Alem se quedó en la protesta y, en el complemento, no volvió a ser el mismo que atacaba por todos lados. Se desdibujó.

Atlético, con mayoría de gente en su territorio, complicó de contragolpe o, en su defecto, aprovechando alguna mala salida del “León”, al sumar un par de ocasiones claras que no convirtió.

A esa altura, Alem había tomado riesgos lógicos, acechando por afuera y por adentro, buscando grietas que el rival no dejaba.

Pero la mayor desventaja para el local fue la expulsión de Le Roux, a los 20 minutos, producto de una infracción fuerte sobre Ezequiel Fernández, quien se erigía como figura por ser el hombre que neutralizaba la mayoría de avances del “León”, a pesar de sus pelotazos a la vereda.

La polémica expulsión del volante (llegó a destiempo, como tantas otras infracciones que hubo antes) causó la queja generalizada de los jugadores del “Tricolor” (algunos de los cuales merecían ser expulsados, por agresión) y terminó por derrumbar prácticamente las ilusiones del local.

Más allá del ingreso de Ricardo Juárez y de José Ledesma, el equipo no encontró los caminos del gol con un hombre de menos. Y Atlético “le perdonó la vida” en un par de situaciones nítidas, además de la pelota que Gómez le sacó a Jonathan Acosta, mano a mano.

Los minutos finales fueron sólo la agonía para Alem. Y cuando se cerró el telón, la historia del ganador la escribió Atlético Ascasubi, un campeón de buenos recursos, mucha experiencia y algunos jugadores de jerarquía.

El “León” aceptó no haber cazado la presa más ansiada. Pero en las tribunas recibió el caluroso agradecimiento de su público que, tras una muy buena campaña, llenó las tribunas como nunca. Y esa imagen, quizás, sea más inolvidable que cualquier trofeo.