Un vecino de esos que dejan huella, por lo activo, luchador y comprometido con cada desafío que abordaba nos dejó ayer. Héctor “Gringo” Panero falleció a los 70 años.
Padre de cuatro hijos, Panero trabajó en la empresa Fiat Leone durante 14 años, antes de independizarse e instalar su propio taller de reparación instrumental de autos.
En el barrio San Justo será recordado porque en su paso por la Presidencia del centro vecinal, allá por los años 70, logró que llegarán al sector las cloacas, el agua, el pavimento en 27 cuadras y el gas natural.
De hecho, hasta logró realizar un circuito de motos. Fueron dos años en la Presidencia de su barrio en los que se pasó horas gestionando con autoridades municipales y provinciales de los años de la dictadura.
Fue un ferviente militante de la Unión Cívica Radical (UCR) y socio del Prado Español, entidad para la cual realizaba tareas de cobranzas en el último tiempo. También estuvo vinculado a la colectividad italiana.
Fue, además, un hombre del fútbol. En realidad, un hombre de Alumni. Hincha y colaborador. Desde el club destacaron en un comunicado que “la tristeza invade a la familia fortinera” por la partida de “un hombre de las entrañas del club”.
Desde EL DIARIO nos quedamos con una frase que expresó en una entrevista en 2012 y que, quizás, permita definirlo como persona: “Los hombres valen por lo que son como personas, no por el partido o el club de fútbol al que adhieren”.
Hasta siempre, Gringo.