Un conocido empresario gastronómico (entre otros varios rubros) de Villa María fue víctima de los ladrones a plena luz del día y en el mismísimo centro de la ciudad, en una renovada versión del antiquísimo pero siempre vigente “cuento del tío”.
Sin ejercer ningún tipo de violencia, el hombre de negocios fue despojado de 40 mil pesos en efectivo ante los ojos de la nutrida cantidad de transeúntes que circulan a diario por la plaza Centenario.
El episodio tuvo lugar a media mañana sobre la primera cuadra de la calle General Paz, acaeció hace una semana, pero recién trascendió en la víspera y de manera extraoficial. Y al parecer, no ha sido el único caso.
En llanta
La víctima, que había dejado estacionada su camioneta 4x4 en inmediaciones de la plaza, cuando regresó un rato después y quiso reiniciar su viaje se encontró conque una de las ruedas estaba pinchada, en llanta.
Se bajó de la pick up todo terreno y se comunicó telefónicamente con un asistente para que vinieran a cambiarle la rueda desinflada.
En eso estaba cuando se acercaron dos personas para ofrecerle su ayuda, manifestándole que podían inflar la rueda del vehículo con su matafuego.
El empresario aceptó.
Inmediatamente, los “solidarios” sujetos regresaron con el matafuego en mano dispuestos a arremangarse para inflar la rueda pinchada.
Mientras uno de ellos realizaba la operación y, como ocurre siempre en estos casos, inició una animada charla con el hombre de negocios, distrayendo su atención, su compañero se escabulló dentro de la cabina de la 4x4 y le sustrajo el abultado sobre que contenía 40 mil pesos en efectivo.
Finalmente, con la rueda ya inflada, los “solidarios” sujetos y el empresario se despidieron.
Apenas subió a la camioneta el comerciante se dio cuenta de que había sido estafado: el abultado sobre ya no estaba en su lugar.
Instintivamente, buscó con la vista algún rastro de los hombres que lo habían ayudado, pero no encontró ninguna señal alrededor.
Y la rueda comenzaba a desinflarse nuevamente.
Raudo, el hombre de negocios fue a la gomería a solucionar el asunto.
El gomero no tardó en encontrar por qué la rueda había quedado en llanta: un tubo acanalado y punzante incrustado hasta el fondo en la cubierta.
El elemento agujereó la goma y dejó espacio para que saliera el aire rápidamente.
Todo esto hace presumir que hubo, previo al robo, un trabajo de “inteligencia” por parte de los delincuentes, quienes evidentemente conocían los movimientos de su víctima, quién era y el volumen de dinero que habitualmente maneja y transporta.
Aunque se presume que el empresario realizó la denuncia del robo en la Comisaría de Distrito, esto no fue confirmado oficialmente.
Antecedente
Poco después del hecho, ya más tranquilo y con la rueda de la todo terreno arreglada, el hombre de negocios regresó al Banco Nación y solicitó ver lo que había registrado la cámara de seguridad de la casa crediticia que enfoca hacia la calle General Paz, para ver si encontraba alguna pista de los ladrones.
No trascendió si esta operación arrojó saldo positivo o no. Lo que sí se supo es que en el propio banco el hombre se enteró de que no era la primera víctima de un hecho de similares características. La semana anterior había caído en la celada otra persona.
Y quién sabe cuántas más.
Habrá que estar atentos. Llama la atención, no obstante, que la habitual presencia de efectivos policiales caminando la zona no haya disuadido a los estafadores.