Desde hace doce años, las vidas de Mónica Varas y su madre María del Carmen Campos son un verdadero ejemplo de coraje y valentía puesto en juego ante todo tipo de adversidades.
Precisamente hace más de una década, Mónica acompañada por su mamá llegó a Villa María desde Arroyo Algodón para operarse de la vesícula, una intervención quirúrgica menor (facilitada por la terapia con láser) y con un posoperatorio menos complejo y traumático.
Sin embargo, algo salió mal durante el proceso operatorio y la salud de la joven sufrió un durísimo percance que motivó terapias de urgencia en distintos centros de salud locales, Bell Ville y Córdoba.
Como consecuencia de las problemáticas en la operación (la situación fue elevada a juicio por mala praxis), a Mónica le quedaron como secuelas una traqueotomía y un sondeo para alimentación permanente.
Vale consignar que los dispositivos instalados en el cuerpo de la joven le afectaron, además, la capacidad para expresarse oralmente y deambular sobre sus pies (se traslada en silla de ruedas).
Con su aparato respiratorio y su sistema alimentario dañados, la mujer que hoy tiene 35 años necesita de ayuda para todo tipo de actividades cotidianas.
La inmensa fuerza de voluntad de María del Carmen para sostener a su hija en el momento más crítico de su vida fue trascendental.
Juntas, comenzaron a transitar un sendero de obstáculos y hechos que llevarían a cualquiera a un estado de depresión profunda.
“Intentamos vivir como podemos, pero siempre estamos proyectando cosas mínimas para evitar los días tristes”, manifestó la reciente jubilada.
Para subsistir, además de recibir un magro haber jubilatorio y los pocos pesos de la pensión por discapacidad de Mónica, madre e hija se las arreglan cosiendo pantuflas para un comercio de Villa Nueva y haciendo otras tareas de costurería con un par de veteranas máquinas de coser eléctricas.
“La gente nos aprecia mucho y nos demuestra afecto. Vamos a la iglesia Catedral donde formamos parte del grupo carismático y cuando hay cine en el Centro Favio, no nos perdemos la oportunidad de ir al cine”, indicó la reporteada por este medio.
Necesidades urgentes
Uno de los dilemas que vivencian las protagonistas de esta nota tiene que ver con la vivienda, ya que para llegar a cubrir el alquiler del pequeño espacio donde habitan (sin calefacción y menos refrigeración), las mujeres apelan a casi todos sus ingresos.
“Gestioné otro lugar para vivir pero todavía no se concretó. El tema es difícil ya que tenemos que vivir cerca de la zona céntrica por los problemas de movilidad que tiene Mónica”, indicó la reporteada.
Otra de las necesidades que padecen las entrevistadas y que con urgencia debería ser resuelta, es la adquisición de un aspirador a diafragma, elemento que resulta imprescindible para la eliminación de secreciones en las vías respiratorias, acción que Mónica no puede realizar por propia voluntad.
En otro orden, el poder contar con latas de 400 gramos del alimento en polvo Ensure y medicación para prevenir ataques de epilepsia también se cuentan entre las cuestiones que necesitan ser saldadas casi diariamente.
“Quiero pedir que nos den una mano y que nos ayuden a encontrar soluciones para que Mónica pueda tener una mejor calidad de vida”, enfatizó María del Carmen.
“Estamos enteras a pesar de todas las cosas malas que nos pasaron. Tratamos de ser felices con poquito, pero siento que estamos muy solas”, concluyó.
Mónica abraza a su madre y sonríe una vez más. Para pasar el tiempo, pasa horas haciendo dibujos y pintando pequeñas piedras que encuentra y que regala cada vez que sale a pasear.
Madre e hija no pierden las esperanzas y se aferran a la ilusión de que todo, algún día, va a mejorar.
Para colaborar
Los interesados en realizar aportes solidarios, pueden comunicarse al teléfono (0353) 154245028.