Escribe Silvina Scagli
Si bien todos los aceites son una materia grasa de origen vegetal, no todos son iguales ni en su composición ni en su obtención.
Más allá de estos detalles que resultan interesantes, muchas veces las góndolas de los supermercados están colmadas de envases de aceites cuyas etiquetas los identifican con rótulos que la mayoría de los consumidores no conoce.
Diferentes identificaciones que pueden tener los aceites:
Aceites mixtos: En los aceites mezcla debe figurar la denominación de “Aceite mezcla de...”. Incluyéndose la lista completa de los aceites que integran el producto en orden descendente de calidad. (Las mezclas más comunes se realizan en base al aceite de girasol, girasol con maíz la más utilizada).
Aceite de girasol, maíz y soja: Destinado preferentemente al consumo crudo por su menor resistencia al calor.
Aceite refinado: Según las normas de etiquetado todos los aceites de semillas deben decir “Aceite refinado de...”, el resto de las menciones como “extra fino o puro” no aportan dato de calidad superior.
Aceites vírgenes: Esta mención solo sirve para el aceite de oliva, este aceite es el único que se obtiene de la pulpa del fruto de la oliva, la aceituna. El sabor del aceite de oliva virgen es muy característico, porque a más pureza, mayor es su acidez.
Por ser una grasa de origen vegetal es muy rico en ácidos grasos monoinsaturados y tiene un elevado contenido de ácido oleico, que es capaz de reducir el colesterol total y el colesterol LDL (malo), sin bajar el HDL (bueno). Debido a la calidad de grasas que contiene el aceite de oliva no está contraindicado en ninguna enfermedad y es el más recomendado.
Hasta la próxima...