El dolor pasa alguna vez y lo que queda es el amor. Estos papás tratan de sacar a sus hijos de la cabeza y acomodarlos en el corazón, “que es el mejor lugar donde los vamos a tener”. Para llegar a dar ese paso influyen muchas circunstancias. Se sufre mucho, se llora mucho, hay impotencia y enojo. Pero el sol vuelve a brillar, según remarcó Daniel Ferreyra, uno de los integrantes de “Renacer”, el grupo de autoayuda para madres y padres que atraviesan la pérdida de un hijo.
A 21 años de su constitución en Villa María, Daniel, miembro del mismo, dialogó con EL DIARIO sobre cómo se enfrenta el drama y se sale adelante.
Recordó que comenzó a asistir a los encuentros quince días después de la partida de su hijo Sebastián y allí le “enseñaron a elaborar el duelo y a no tomar decisiones apresuradas, porque para muchas cosas uno no está preparado”.
“Estamos preparados para perder a un padre, a una madre pero no a un hijo. Cuando se pierde a un hijo no tiene nombre, pero se puede salir, hacerlo solo es muy difícil, pero con la ayuda del grupo es más aliviado porque somos todos padres que hablamos de lo mismo, que nos entendemos”, aseguró.
“El grupo se debe más a los nuevos, mientras que los más sufrientes vamos a devolver lo que el grupo nos dio en su momento. Llegué como todos los papás cuando recién nos pasa esto. A las primeras reuniones entramos arrastrándonos por el dolor, por la impotencia, por cosas feas y con el tiempo nos ponemos de rodillas y finalmente salimos caminando de a pie, con la frente bien alta, llevando este gran dolor con dignidad. Nuestro hijo que partió, no se fue de este mundo para arruinarnos la vida, sino simplemente porque le tocó irse primero”, recalcó.
“Renacer” es como una escuela y “tiene comienzo y final, aunque hay muchos que se recuperan y no vuelven más y hay muchos que van a un par de reuniones, no les hace bien, no les gusta y dejan”.
Ferreyra admitió que “es la peor crisis existencial que podés pasar”, pero ese “dolor pasa y el amor queda”. En ese sentido, sostuvo que “tenemos que hacer un ejercicio de mente, acá nos enseñan a tratar de sacar a nuestro hijo de la cabeza y acomodarlo en el corazón, que es el mejor lugar donde lo vamos a tener”. Esto “es un paso muy corto pero que cuesta mucho llevarlo a la práctica”.
“Muchos papás piensan que ponerse bien significa que se van a olvidar de sus hijos. Por el contrario, poniéndote bien hacés un homenaje a nuestros hijos y a los que te quedan, porque si tenes más hijos te van a querer y querer bien. Es mejor elegir una nueva calidad de vida y no tirarse en una cama, enfermarse, dejarse llevar por el dolor, arrastrarse por el dolor porque si te dejás llevar por el dolor te arrastra y te maneja como quiere”, manifestó.
El hombre explicó que por todo esto hay que aprender a manejar esa angustia, “primero entendiendo lo que te pasó, aceptarlo, darle permiso a tu hijo para que en donde se encuentre esté bien y te pueda ayudar... Y la verdad es que te ayuda un montón”.
Cuando le preguntamos si influye en la fuerza para salir adelante el tener otros hijos, lo relativizó. “Tenemos en la mano diez dedos y no todos son iguales, pero te ayuda. En mi caso mi hijo me dejó un nieto y eso ayuda también, pero hay papás a quienes no les queda nada, que pierden a su único hijo. Tenemos a un matrimonio que perdió a su único hijo, a una señora sola que le pasó lo mismo pero pudieron salir de ese pozo en que caemos al principio, tan oscuro y profundo, lleno de cosas malas, en el que no ves la luz. Tenemos que pensar que nuestros hijos mandan un rayo de luz para que podamos treparnos y volver a renacer y empezar una nueva vida, porque la partida del hijo te marca”, describió. Precisamente existe un antes y un después, en el que “tenemos que aprender a vivir sin la presencia física y a eso lo extrañamos, el apego, no escuchar su voz, no estar con él, no verlo. Como cuesta mucho y es muy difícil, con la ayuda del grupo es más llevadero, más fácil y se puede salir del duelo”.
También ponderó la fe en Dios. “Cuando te pasa esto perdés toda esperanza, fe, pero cuando uno se acomoda vuelve a creer, proyectar y a estar bien. Pienso que mi hijo está con Dios, que es el mejor lugar donde puede estar, tanto mi hijo como todos los que partieron jóvenes”.
Daniel recordó que en sus 24 años de edad, su hijo había pasado por muchas vivencias. Se casó joven, tuvo un buen trabajo, lo perdió, se divorció, tuvo un hijo, luchó por su pequeño. “Yo me preguntaba por qué le sucedían tantas cosas y a mí, que lo doblaba en edad, no me había ocurrido nada. Luego entendí el por qué: su paso por aquí era muy corto, cumplió su misión y me dejó su hijo, que me ayudó mucho y que es su réplica”, confesó.
Hay mamás y papás que perdieron a su ser querido en circunstancias muy diferentes: enfermedad, accidente, decisión propia, delito. La charla con Daniel tocó estos puntos. En todos los casos -recalcó- el dolor es el mismo, porque sea cual sea la razón “a tu hijo no lo tenés, está muerto y tenemos que entender que no se vuelve más de allá”.
“La muerte existe, está y se disfraza de mil maneras. Mi chico era muy bueno, precavido, no fumaba, no se drogaba, y tuvo un accidente casero. El monóxido de carbono le quemó el oxígeno cuando se quedó dormido junto a su novia con la estufa prendida”, narró.
Daniel se mostró entero. Se lo vio firme, dispuesto a compartir su mensaje y su amor para ayudar a otros que atraviesan la misma pérdida que él.
Dijo que salió adelante, con su hijo Sebastián aferrado en su corazón.
Hoy hacen acto en el monolito y luego almuerzan
Hoy, a las 10.30, los integrantes del grupo de ayuda mutua para padres que enfrentan la muerte de sus hijos, “Renacer”, se encontrarán en el monolito ubicado en bulevar Sarmiento y avenida Libertador, perteneciente a la institución. Es al lado del Monumento al Gaucho, en la costanera de Villa María.
Allí conmemorarán los 21 años del nacimiento del grupo en la ciudad.
Luego del acto confluirán en un almuerzo que se desarrollará en el Salón Dorado.
“Renacer” se reúne todos los segundos y cuartos lunes de cada mes a partir de las 21.30 en la sede del Concejo Deliberante.
Daniel Ferreyra contó que en la actualidad asisten cerca de 40 mamás y papás. “Si tendríamos que juntarnos todos los que atravesamos esto, llenaríamos un estadio”, expresó, pero “hay gente que tiene un concepto muy equivocado del grupo, se piensan que esto es una secta, que vamos a lavarles el cerebro y nada que ver, somos papás que hemos pasado por eso”.
“Las puertas están abiertas para todos, para todo aquel que pierde a un ser querido, pero no todos son para Renacer, no todos entienden el mensaje, que es muy bueno y que fue creado en Río Cuarto hace 27 años”, apuntó.