La Municipalidad de Arroyo Cabral, la escuela rural Ricardo Gutiérrez, el predio recreativo El Mangrullo y el consorcio caminero enviaron días atrás distintas notas dirigidas al Ente Intermunicipal para el Desarrollo Regional (Eninder) que preside el intendente de Villa María, Eduardo Accastello, pidiendo el arreglo de un camino rural en mal estado.
Por ruta 158, la primera cuadra una vez en Arroyo Cabral, al doblar a la derecha se encuentra el camino en cuestión, que conduce a la escuela rural y a El Mangrullo. “Esto ya no es un pedido, es más un ruego”, declaró Raúl Torres, encargado de la laguna El Mangrullo, quien hizo de nexo entre las instituciones mencionadas y Rodolfo Bergamasco.
“No tengo llegada a Accastello, por eso le pasé las notas a Bergamasco y espero que él se las pase a Accastello, porque este problema viene hace muchos años, no es un capricho, hay que hacer algo antes de que ocurran accidentes mayores”, explicó Torres.
El camino tiene unos 10 kilómetros de extensión y concretamente piden “el envío de las notas al Eninder es para que nos facilite la cantidad de arena que haga falta y las bateas para poder enarenar el camino, después el consorcio se podrá encargar con su maquinaria de desparramarla, sólo queremos la arena”.
Torres contó que “han ocurrido muchísimos accidentes, gracias a Dios menores, pero este verano el guadal superaba los 20 centímetros, es totalmente intransitable y en el verano mucho más”, y comparó: “Todos los caminos rurales que dan a algún club como Villa Fiusa están enarenados”.
Para intentar graficar la urgencia del pedido, contó algunos casos puntuales que sucedieron por el estado del camino y que podrían haber pasado a mayores: “La directora de la escuela, cuando me dio la nota, me dijo que ya no sabían qué hacer porque días atrás una señora embarazada que lleva a su hija a la escuela se cayó de la moto. El anteaño pasado venía una camioneta y una pareja en moto atrás, se cayeron y atrás de esta gente venía otra camioneta, los alcanzaron a ver de casualidad, porque no se ve nada. Y en el verano de 2014 se nos atoró un hombre con un pedazo de asado y lo asistí con primeros auxilios, con más de 20 minutos de respiración boca a boca, el hombre sufrió dos infartos. Los bomberos hicieron rápido, pero se demoraron mucho en entrar porque, luego que pasó todo, ellos mismos nos contaron que si iban más rápido, se daban vuelta”.
El camino, insiste Torres, “es altamente transitado. En el verano vienen no menos de 200 personas y quizás me estoy quedando corto y todas en autos, motos o bicicletas; vienen colegios permanentemente. Por ejemplo, después del 20 de mayo, llegan 300 alumnos de un colegio de Villa María, que vienen todos los años, vienen otros a acampar, viene también la Policía con los cadetes a hacer las prácticas y el mayor problema es que en caso de una urgencia, no hay forma de que llegue una ambulancia o patrullero rápido, imagínate cuando llueve cómo queda el camino”, concluyó.
