Entre llantos e insultos a funcionarios judiciales, finalizó ayer el juicio oral y público que se le siguió a Federico Alassia (20) y Dante González (23) por diversos delitos contra la propiedad.
El proceso había comenzado el viernes, ocasión en la que los imputados confesaron los hechos, aunque sostuvieron que en los robos no utilizaron armas operativas. El fiscal de Cámara negó el viernes tal circunstancia y solicitó penas de 6 años y 8 meses de prisión, precisamente la condena que dictó en la víspera el juez René Gandarillas.
A los jóvenes se los sentenció por haber participado en robos ocurridos a fines de mayo de 2013 en una vivienda de la localidad de Etruria y en un comercio de Ballesteros, entre otros delitos, y se dio por probado que las armas sí estaban cargadas y que en el marco de los episodios delictivos hubo disparos.
La segunda y última jornada del debate se inició en el mediodía de ayer con lo que se conoce como “última palabra”. Así, el juez le otorgó a los acusados la posibilidad de expresar lo que deseaban y los chicos aseguraron estar arrepentidos por los robos que cometieron. Además, le pidieron al camarista que les conceda “una nueva oportunidad”.
Tras esto, Gandarillas dictó un cuarto intermedio que concluyó a las 13.20, cuando se dio lectura al fallo que los condenó a más de seis años de cárcel, por delitos como “tenencia de arma”, “daño”, “desobediencia a la autoridad” y los citados robos.
En esa instancia la sala de la Cámara del Crimen, ubicada en el quinto piso de Tribunales, se encontraba colmada de familiares y amigos de los detenidos, a muchos de los cuales se les llenaron los ojos de lágrimas al conocerse la sentencia.
Cuando culminó el juicio, y los policías se aprestaban a retirar a los muchachos, la novia de Dante González -que se encontraba en el pasillo- comenzó a gritar. “Hijos de mil puta, tengo tres hijos”, reclamó Yamila Quiñonez (21) con la mirada fija en la sala de debate.
Mientras otros se adherían a su queja, la chica criticó el monto de la pena. “Le dieron una condena como si hubiesen matado a alguien”, rezongó.
Luego, más calma, dialogó con EL DIARIO en el hall del Palacio de Justicia. Con una beba de ocho meses en brazos, fruto de la relación con González, dijo que por la condena se queda sola con sus tres hijos (de una de los cuales Dante es el papá) y criticó que no se haya perseguido penalmente a L. G., “al que le corresponden todas las acusaciones”, aunque más allá de esto no negó la participación de su pareja en los hechos.
Más tarde, una fuente judicial explicó que L. G. tenía 16 años al momento del hecho, por lo que no era punible.
Por otro lado, cabe consignar que a Yamila Quiñonez se le concedió la suspensión del juicio a prueba por haber participado de un hecho de robo en la casa de un odontólogo villanovense, junto a su pareja Dante González.