Escribe: Juan José Coronell, ESPECIAL PARA “EL DIARIO”
En Oncativo 107, Córdoba, quedó inaugurada la primera escuela de cuarteto. O “la escuelita”, como rezaba la invitación, para que en ese diminutivo se mostrara que ya se lo quiere a este “semillero de futuros ídolos cordobeses”, tal como la llamó su creador. Con la presencia estelar de Carlos “la Mona” Jiménez, quien felicitó a su hijo en todo momento y hasta bendijo el lugar, se llevó a cabo la presentación de una escuela que ya tiene 100 inscriptos, con el detalle de que es totalmente gratuita. La idea comenzó hace tres años, a la par de una Organización No Gubernamental llamada Corazón Popular, en el barrio de Villa Serrana y ahora es para todos. Desde esa base popular, como lo es el ritmo cordobés, se buscará generar acciones sociales desde la expresión musical.
Periodistas, amantes del cuarteto, alumnos y todo aquel que quería saber de qué se trataba se fueron acercando. El recorrido fue por pasillos con tapas de vinilos de grandes del género como Eduardo Gelfo, Rodrigo, Carlitos Roldán, Sebastián, “el Negro” Videla y Pelusa.
Varias aulas donde se reparten bajo, piano y acordeón y batería conforman un lugar en pleno centro de la capital donde se trabajará para que “perdure el cuarteto” en palabras de los Jiménez, sobre todo del mayor. Un lugar donde lo que más se busca es “que se diviertan, que disfruten y sean buenos amigos”.
En nombre del padre
“Todo empezó con un trabajo social en centros vecinales en barrios y nos fuimos dando cuenta de que los chicos terminaban el año sin faltar y con su bandita armada en talleres. Después tocaban en comuniones o fiestas de 15. Vimos el potencial, juntamos un grupo de amigos, buscamos el lugar y nos animamos”, comienza contando Carli.
-Se escuchó a “la Mona” decir “mi hijo logró lo que yo no pude”, en relación a esta escuela. ¿Sos consciente de que el cuarteto ahora se puede estudiar y perfeccionar en este lugar?
-No soy muy consciente. Empecé con esto hace tres años y sin saber que iba a estar acá. Pero la vida siempre sorprende. Tampoco pensé que iba a terminar cantando con mi viejo o sacando cuatro discos y viajando por todo el país con el cuarteto. Lo que tuve desde chico fueron sorpresas lindas que me dio esta música. Desde la panza de mi mamá que voy a los bailes y vivo esto y ahora es devolver un poco de lo que la música me dio a mí.
-Y además tiene todo un trasfondo social de poder sacar a los chicos de la calle.
-Hay mucha gente que se va a perfeccionar ahora. Pero además no van a estar en la calle.
Acá cumplimos dos propósitos. Uno es darle oportunidades a un montón de chicos que no cuentan con eso. Sacarlos de malos hábitos, tiempo ocioso en la calle y eso es una materia cumplida. Lo otro es lo cultural. Reivindicamos el género, damos un espacio y legitimamos el cuarteto como espacio propio, donde a través de esta escuela se perfecciona para que nunca muera, sino que siga creciendo.
-¿Cómo es el cronograma de tareas?
-Martes, miércoles y jueves les damos clases. Porque los profesores de los chicos son mis músicos y nosotros los fines de semana trabajamos. Lunes, viernes y sábados se hacen clases de danza. Porque el cuarteto se vive no sólo desde el instrumento, sino bailándolo. El más tradicional, que se baila más apretado, el característico, o el más movido.
También hay taller de locución y con el trabajo que se lleva a cabo con los chicos se hace un programa los domingos en Radio Máxima, donde los conductores son los propios alumnos. Además los lunes tendrán taller de arte, porque como otros géneros musicales, como el tango y el fileteado, o el hip hop y los grafitis, el cuarteto también puede provocar trazos, colores y diseños. Esto gracias a Hora French, artista local.
Siempre, siempre con la condición de que traigan la libreta de asistencia de sus colegios.
Al principio una señora le agradecía este gesto de amor que lo hace igual a su padre. Carli solamente la abrazaba. Mientras tanto, “la Mona” escribía: “Carli, tirá la semillita del cuarteto para que este ritmo ‘tunga-tunga’ perdure toda la vida”. Obviamente la firma era “De corazón a corazón”.