A través de una nota dirigida al presidente del Concejo Deliberante, Javier Suppo, los docentes Blanca Ferreyra, Néstor Gea y Leticia Forconi, de la Agrupación Verde, Azul y Lila de la UEPC, solicitan un “homenaje mínimo a este luchador que dejó su vida por defender los derechos de los trabajadores”.
En la misiva, piden que se recuerde en el recinto y se coloque el nombre de “maestro Carlos Alberto Fuentealba a algunos de los espacios públicos o arterias de la ciudad de Villa María”.
Agregan que “el 3 de abril de 2007, los docentes de Neuquén, después de un mes de paro en reclamo de recomposición salarial y pase a planta permanente de los trabajadores de planes sociales, decidieron cortar la ruta 22. La Policía los reprimió bárbaramente y mientras escapaban de los gases y de las balas de goma, un miembro del Grupo Especial de Operaciones Policiales (GEOP), disparó una granada de gas lacrimógeno a la cabeza del compañero Carlos Fuentealba”, indicaron.
“Los responsables políticos del crimen, encaramados en el poder estatal, aún siguen impunes. Debemos decir que el querido profesor de Química, que había militado en un partido político socialista para transformar la sociedad, que era delegado sindical de su escuela (el CPEM 69) por el gremio de ATEN, que tenía apenas 40 años, que había crecido en el campo en una familia humilde, que había trabajado en un supermercado y en una fábrica de jugos y como administrativo de la UOCRA para poder pagar sus estudios terciarios, que tenía una compañera de vida llamada Sandra, que era padre de dos hijas, que se desempeñaba en un secundario de uno de los barrios más pobres del oeste de la ciudad de Neuquén, que era grandote, pintón y solidario, como lo definieron sus cercanos, que era querido por sus alumnos y por eso recibió de ellos afectuosamente el título de ‘rey del colegio’. Por todo ello, como trabajadores consideramos que el nombre de Carlos Fuentealba debe ocupar su lugar en la historia de nuestra clase y que su ejemplo de entrega a la causa de los asalariados y de los estudiantes, debe ser incorporado al patrimonio de la memoria colectiva del pueblo villamariense, porque la dignidad y los valores humanos no tienen fronteras territoriales”, concluyeron.