“Después de escuchar estos testimonios, lo que me queda claro es que hubo complicidades locales que todavía no se investigaron. Queremos que abran esas líneas de investigación”, dijo Soledad Felipe, sobrina de Ester y de Luis Mónaco, desaparecidos en la dictadura militar.
“Hoy saltaron nombres (ver página 3) y es un paso adelante”, agregó.
“Me da mala espina que el expolicía Figueroa no se acuerde de nada; ellos sabían lo que pasaba”, dijo.
Habló con memoria e inocultable dolor de sus abuelos, padres de Ester. “Mi abuela se murió de tristeza. Toda nuestra historia como familia estuvo marcada por la dictadura. Gracias a los abuelos, somos muy unidos, los primos, más que primos, somos como hermanos y todos juntos vamos a reclamar justicia”, concluyó.
El querellante en la megacausa de La Perla, Claudio Oroz, que representa también a la familia Felipe, dijo que el escueto testimonio del policía villamariense “confirma la regla que hay reticencia de los integrantes de las fuerzas para hablar de lo que pasó en la dictadura”.
De todos modos, expresó que el secuestro de Ester y de Luis, ocurrido el 10 de enero de 1978, “está palmariamente probado. Se sabe que se los llevaron desde la casa a la madrugada, que fueron en tres vehículos y que los trasladaron a La Perla. Allí, varios sobrevivientes indicaron que los vieron e incluso dijeron que ella, que hacía poco había sido madre de Paula, tenía leche en los pechos”, relató. De los testimonios también surge que fueron fusilados en los campos de la Guarnición Córdoba a los pocos días de su detención.