"Estaba harto de exponer y de participar en concursos. Sucede que cuando uno entra en este circuito se ve condicionado por las tendencias y corrientes del momento, de lo que se impone. La pintura en ese sentido puede ser muy cruel", confiesa a EL DIARIO Raúl “el Gringo” Pierotti, el artista villamariense que anoche volvió a exponer sus trabajos luego de once años de ausencia.
El pintor y muralista -que actualmente reside en Jesús María y que el próximo domingo de Pascuas cumplirá 64 años- inauguró su nueva muestra con una veintena de cuadros en la galería de arte Los Cuatro Gatos (Chile 256).
Cerca de ocho obras pertenecen a períodos anteriores de creación, en plan de retrospectiva, y otros 15 trabajos han sido elaborados en los últimos años cuando el autor se había llamado al silencio público.
Entre los últimos cuadros se destacan tanto su clásica temática paisajística como las claves místicas y surrealistas. Sobre ello, el artista explica: "En realidad, todo arte tiene que ver con la búsqueda del espacio trascendente. Uno debe brindar más allá de lo que uno ve, lo poético, onírico, los sueños. Darle al espectador lo que el mundo, este mundo tan consumista y problemático, no le da".

El legado de Molina Rosa

Aunque se define como autodidacta, Pierotti reconoce en el gran artista de Pampayasta, Molina Rosa, a uno de sus referentes más importantes. "El me enseñó a apreciar detenidamente lo cotidiano, a ir un poco más allá del paisaje. A fijarme en la vieja chusma, en los animalitos, en los personajes". Raúl es nacido y criado en el campo, donde capturó las primeras imágenes que luego plasmaría en el lienzo.
Gracias a sus incursiones artísticas por cuenta propia fue requerido fuera del circuito nacional. Según sus propias palabras, "por la pureza de mis obras que no estaban condicionadas por la academia o lo que se dicta en las Escuelas de Bellas Artes, se reconoció en países de Europa. Sucede que además allá no están acostumbrados a las tonalidades fuertes, sino a los colores fríos y a las corrientes de academia", añadió.
Pierotti, que comenzara a intervenir públicamente en salones de arte visual en nuestra ciudad desde 1966, arriba a Francia gracias a un destacado galardón conseguido en 1986. Ese año obtuvo el primer premio en un concurso organizado en Guatemala en el Año Internacional de la Paz, donde el artista logró participar con un mural.
Años atrás, en 1975, el propio autor había confeccionado dos murales más para un certamen alusivo al Festival Nacional de Peñas, donde cosechara el primero y tercer premio.
Según indica, ninguno de sus trabajos muralísticos galardonados, que fueron plasmados en plazoletas o paredes de nuestra ciudad, existen hoy en día.
No obstante, sus obras pictóricas pudieron recorrer diversas galerías de París, Gran Bretaña e Italia. "En una de ellas, no recuerdo cual, hay un cuadrito mío cuyo salón fue inaugurado por Salvador Dalí", comenta humildemente.
Consultado sobre su repentino regreso desde el ostracismo, Pierotti señala: "En realidad fueron mis dos hijas (además tiene dos varones) las que me impulsaron a exponer. Una de ellas es amiga de Marina (Bossa, dueña de la galería) y me entusiasmé". Los cuadros, realizados en óleo, acrílico y técnica mixta, oscilan en tamaños pequeños (30 cm) a grandes (1,60 por 1,50 cm).