Dentro de diferentes estéticas y convocatorias, el sábado próximo pasado se desarrollaron dos eventos significativos. Por un lado el regreso de Triama a Gula Resto Bar y por el otro la nueva presencia de Aldo Monges en la peña del Guli.
La presentación del trío Aranda, Muñoz, Arregui volvió al ámbito que lo vio nacer, no porque de allí fuera su lanzamiento como músicos, ya que los galardones y laureles los llevan desde antaño sobre sus espaldas, sino que en ese lugar obtuvo la comunicación necesaria con un público ávido de escuchar clásicos en inglés o castellano que pocos pueden realizar a lo que se suma la calidad interpretativa conocida por todos.
Lo ratificó Marcelo Aranda cuando antes del comienzo, nos comentaba de lo acogedor del lugar que acompaña el ritmo de sus canciones en su gran mayoría intimistas, así también cuando uno nombra a ambos surge el nexo con el nombre de “Pinki” Falchetto, el amigo fallecido a quien fue dedicado el show.
Y así, entre bambalinas los recuerdos surgieron con Lucas, quien lleva cuarenta y siete años con la música, desde su “Grupo 81”, uno de los pocos cantantes que cantaba desde su batería, o “Nakis 3”, así también recordar cuando desde joven cantaba Pablo Cordero, o ese encuentro maravilloso cuando los músicos de Montaner zaparon con ellos en una de las noche más descollantes hasta definir consolidadamente Triama.
Y el show estuvo rodeado por lo envolvente de su selección musical, para iniciar con temas de Gloria Stefan y Michael Boublé, clásicos y clásicos que pasaban por la caja musical de Arregui en conjunción con esos pequeños grandes detalles, de los arreglos musicales que Aranda siempre le ingresa con esos retoques musicales, un plus como un gran chef, que le sabe echar a su plato el toque distintivo, y sin dejar de lado a Muñoz, que con un tema de Ray Charles y la canción del filme “El guardaespaldas”, ya bastaba con el gasto del plato gourmet y un buen vino.
Y así se hizo la noche corta, con bises que se sucedían y gente atornillada en el asiento desde las diez y media hasta la cuatro de la madrugada, para volver a encontrarse el próximo 20 de junio.
Como en las casas
Muy de entre casa entramos al pago sin golpear, sobre la calle Seppey en la peña del Guli, el amigo vestido de gaucho como para irse el 25 mayo a comer locro, y luego de las ocurrencias, como el relato comentado que decía: “Si vas a jugar al truco, la taba o las bocha siempre hay que cagarse a trompadas”; así, con este carácter popular y el sabor de lo improvisado, presentó al maestro del cancionero folclórico cordobés, Aldo Monges. Acompañado por su señora, dio sus buenas noche hablando de la pérdida de su vista, pero con el corazón abierto, comenzando con “Canción para una mentira” para recorrer su amplio repertorio en un salón colmado por todos aquellos que se enamoraron gracias a él.