Si hay algo que caracteriza a este desfile son los colores. Cada institución aporta un signo distintivo para que esta fiesta rompa constantemente con la monotonía de un simple marchar. Todos se quiere lucir y lo lograron, pese al opaco contexto que ofreció el clima.
Además, se pudo apreciar que desde los que llegaron bien temprano para que no haya ningún detalle librado al azar, pasando por los que aprovecharon la ocasión para colarse entre la gente vendiendo praliné o pastelitos, hasta quienes aguantaron el frío para observar a sus hijos desfilar, cada uno disfrutó de una jornada que, por el clima, no fue tan multitudinaria como años anteriores, pero que sí tuvo el mismo sentimiento de pertenencia de siempre.
Y no sólo durante las más de dos horas que duró el desfile. Es que desde hora muy temprana el municipio y la plaza Capitán de los Andes se vistieron de gala para darle continuidad a las Fiestas Mayas.
Por primera vez se izaron las tres banderas: el intendente municipal de Villa Nueva, Guillermo Cavagnero, izó la celeste y blanca; el presidente del Concejo Deliberante local, Natalio Graglia, la de Córdoba y el secretario de Gobierno y Desarrollo Urbano, Carlos Piccolini, la de Villa Nueva.
Además, retumbaron en el cielo los 21 cañonazos por nuestra Patria, para posteriormente realizar el tedeum y concluir la actividad matutina con un chocolate en la Casa de la Cultura. Las agrupaciones folclóricas locales animaron zambas y un pericón. Todo esto, adornado por el espectacular cierre con el baile popular que se desplegó en el Parque Hipólito Yrigoyen.
Fotografías: 1) Los niños, luqueados, robaron sonrisas en cada centímetro recorrido
2) Por la mañana, el intendente fue el encargado de izar la Bandera argentina en el inicio de las actividades previas al gran desfile
3) Paraguas, para luchar contra la lluvia mientras disfrutaban el desfile
4) Los adultos fueron parte importante del desfile: elegancia y voluntad