Así lo dijo una y otra vez María del Carmen Ludueña de Amaya, a quien todos conocieron como “Marylin”, desde el comienzo presidenta y alma del Taller Protegido Carlón, en cuyo marco fue creada la Lavandería Carlón, emprendimiento en el que trabajan todos los días y prestan un importante servicio a la sociedad 13 personas que padecen discapacidad o retraso mental.
La institución, que recuerda la figura señera y luchadora incansable de Marylin, fallecida el 9 de enero pasado cuando tenía 62 años, fue fundada en 2005, cinco años después de la creación del Taller Protegido Carlón.
En la actualidad ocho varones y cinco mujeres, residentes en Villa María y Villa Nueva, concurren de lunes a sábado a cumplir sus turnos de trabajo con el objetivo de aprender a insertarse en el mundo laboral, por ahora en forma protegida y con el control de tres supervisoras.
Por eso es que de 8.30 a 12.30, de lunes a sábados, y de 15.30 a 19.30, de lunes a viernes, el plantel de operarios converge en el local de Entre Ríos 1320 (espacio físico provisto por la Asociación Empresarios de la Región Centro Argentino, donde funciona una oficina, el local del negocio abierto al público y el taller propiamente dicho.
Los directivos de Lavandería Carlón informaron que en la misma cumplen tareas personas de 23 y más años, aunque no consideraron excluyente que pueda incorporarse desde los 21 años. De todas maneras, pusieron el acento en que ninguno de los asistentes está ni puede estar escolarizado.
“La experiencia ha sido a lo largo de los años, y lo en la actualidad, muy positiva”, calificó la actual presidenta, Cecilia Ronca, quien añadió que “tan positiva ha resultado que nunca hizo falta hacer promoción de la lavandería”.
Junto a otros integrantes de la Comisión Directiva apuntó que, para cumplir con el servicio, disponen de dos lavarropas industriales, igual cantidad de lavarropas tipo familiar, dos secadoras y un par de centrifugadoras, ambas industriales, a lo que se agrega una planchadora para grandes prendas.
“En todos los casos las máquinas tienen protectores para evitar que ocurran accidentes de trabajo, aunque aún así todos los que trabajan en la lavandería cuentan con su respectivo seguro”, señaló Ronca, quien recordó que uno de los mayores aportes financieros lo realizó el Gobierno Autónomo de las Islas Baleares .
Entre los clientes, además de particulares, se mencionaron los envíos que realizan restaurantes, empresas lácteas, clubes de la ciudad y las universidades.
La entidad, que también cuenta con los aportes de un contador y un administrador de la Universidad Nacional de Villa María, debe, de todas maneras, pagar los impuestos municipales y provinciales, como así también la totalidad de los servicios.
Las prestaciones en Lavandería Carlón se ajusta al siguiente protocolo: se recepta el pedido y se registra el ingreso de las prendas, tras lo cual se realiza el desmanchado en forma manual. Luego, se seleccionan las piezas según el color, se concreta el lavado y posteriormente pasa al centrifugado y, desde allí, se realiza el secado.
Si el cliente lo requiere, también se planchan las prendas, se produce la instancia de control de calidad de la tarea y finalmente se embolsa.
“Observamos que los clientes vuelven y por eso siempre tenemos trabajo”, expresó Ronca, quien remarcó que en algunas ocasiones la tarea se multiplica, “como ocurrió en febrero, cuando varias familias de Idiazábal, a raíz de las inundaciones, enviaron sus prendas a nuestra lavandería”.
Todos los años, por otro lado, realizan pasantías en el lugar alumnos de la Escuela 20, del Instituto del Rosario y del Instituto Municipal del Discapacitado Auditivo, al igual que estudiantes de los profesorados de la Escuela Normal Víctor Mercante y Gabriela Mistral, como así también de la Universidad Nacional Villa María.
“En estos 10 años ninguna de las personas que trabajan aquí se ha querido ir del taller. Es muy fuerte el grupo por el afecto, la amistad y la contención, aunque el objetivo es la formación laboral y somos estrictos en el cumplimiento de las normas como son los horarios, los hábitos, el respeto y la responsabilidad”, concluyó la presidenta de Lavandería Carlón.
Al frente de la conducción
Doce personas integran la Comisión Directiva de Lavandería Carlón, entidad que, por estos días, preside Cecilia Ronca. La acompañan en la gestión Carmela Amaya, en calidad de vicepresidenta; Fernanda Lingua, quien ocupa el cargo de secretaria; Dardo Amaya, encargado de la tesorería, a quienes se suman Matías Pavignano, como protesorero (todos ellos en la imagen junto a dos supervisoras) y siete asociados que se desempeñan como vocales.
Todas las personas mencionadas tienen la responsabilidad de conducir este emprendimiento llamado Lavandería Carlón, cuyo local está situado en Entre Ríos 1320.
Pero también es preciso mencionar a otras personas que desarrollan a diario una tarea sumamente valiosa, porque son quienes tienen bajo su responsabilidad el control de las tareas que realizan los 13 operarios en dos turnos.
Se trata de las supervisoras Micaela Novarese, Angélica Riviera y Fátima Homse.
Precisamente, la última de las mencionadas expresó, durante la visita que realizó EL DIARIO a la lavandería, que “me siento plena en la tarea que hago, ¡sobre todo porque acá encuentro sinceridad y mucho amor!