Escribe: Jesús Chirino
La recuperación de las islas Malvinas, en 1982, fue planificada con la intención de usar una reivindicación sentida por el pueblo para alargar la vida del régimen dictatorial que enfrentaba el descontento popular. La acción despertó la solidaridad de diferentes sectores, algunos de los cuales se ocuparon de hacer notar que su apoyo a los conscriptos y al ejercicio de la soberanía nacional no significaba respaldo a la dictadura que en plena guerra continuaba reprimiendo y tomando medidas económicas dañinas para los sectores populares. Repasamos aquí algunas de los actos solidarios desarrollados en Villa María.
@Aparentar consenso
En 1981 el régimen militar estaba en crisis, los sindicatos y los partidos políticos pedían el retorno a la vigencia constitucional. La economía nacional no crecía como sí lo hacían los índices de desocupación e inflación y el nivel de endeudamiento externo. Continuaban las protestas obreras y empezaron a sumarse los reclamos de productores regionales y cámaras patronales. La Junta Militar tenía su propia crisis interna.
El régimen, buscando encausar el descontento social hacia un enemigo externo y construir una ilusión de consenso interno, reflotó la idea de recuperar las islas Malvinas. Fue así que en 1982 las Fuerzas Armadas, acostumbradas a reprimir al pueblo, las tomaron. Acción que desembocaría en el escenario de una guerra tradicional donde quedó demostrado que esas Fuerzas no poseían profesionalidad. Aquí es necesario destacar el valor y heroísmo de nuestros jóvenes conscriptos que estuvieron a la altura de los acontecimientos, muy lejos de la incapacidad de los altos mandos militares.
Por tratarse de una reivindicación tan sentida y la participación de los jóvenes soldados en la guerra, se despertó la solidaridad de mucha gente, cuestión que desembocó en la organización de campañas para juntar elementos destinados a los soldados. También se recolectó dinero en acciones como la del Fondo Patriótico Malvinas Argentinas. Hay que reconocer que algunas de estas acciones eran legítimas iniciativas de ciudadanos, otras fueron motorizadas por militares o civiles integrantes o cercanos al régimen.
@Para nuestros soldados
El 19 de abril el diario local Noticias informó que ese día la Asociación Argentina de Telegrafistas, Radio Telegrafistas y afines (AATRA), seccional Villa María, lanzaba la “Campaña del chocolate”. Carlos Alberto Pérez, el entonces secretario interino del sindicato con sede en San Juan 714, declaró que la colecta se extendería por quince días. Al igual que en otras localidades del país, a cada alumno de las escuelas se le pedía que colaborara con chocolates o revistas para ser remitidas a los soldados. Los chicos escribían sentidas cartas para quienes estaban en Malvinas. Algunas de esas misivas fueron contestadas y la prensa publicó las respuestas.
@Vecinalistas y Fondo Patriótico
La sucursal local del Banco de la Nación Argentina hasta el día 20 de abril de 1982 había receptado, en seis aportes, cerca de diez millones de pesos para ser depositados en el denominado Fondo Patriótico “Malvinas Argentinas”, que se había instrumentado en todo el país para ayudar a “enfrentar los gastos de la acción militar en las islas”.
Días después, el 24, los centros vecinales de la ciudad anunciaron que venderían bonos para recaudar dinero que sería sumado a ese fondo. En el diario Noticias se publicó un artículo con foto de Pilar Monesterlo, secretario de Gobierno del municipio, informando que serían cinco mil los bonos que los vecinalistas pondrían en la calle. Además se hizo saber que “la iniciativa fue tomada por los centros vecinales, que ayer consiguieron apoyo municipal para ese operativo”. El lanzamiento de esa campaña local se realizó el 29 de abril, según informó la comisión a cargo del emprendimiento, compuesta por Juan Bertazza, Héctor Cavagliatto, Francisco Lofino, Enrique Baker y Elvio Omar Toscano.
@Algunas otras instituciones
El Círculo Odontológico de Villa María destinó al Fondo Patriótico la suma correspondiente a su propio fondo de enfermedad de ese mes. Marcelo Miguel, delegado por Villa María a la Federación Odontológica de la Provincia de Córdoba, declaró a la prensa que “más que por el dinero depositado, la actitud del Círculo tiene valor por el gesto mismo, aunque el monto sea poco”.
Por su parte Eduardo Marzolla, en su calidad de director General del Instituto Secundario Bernardino Rivadavia y Escuela Normal Víctor Mercante firmó la resolución 8/82, que fue publicada en el diario “Noticias”. En el primer artículo de la norma se dispuso “poner a disposición de las autoridades civiles y militares a la institución para lo que éstas estimen necesario”. El segundo punto planteó “solicitar al personal de la casa, la donación de un día de trabajo con destino al Fondo Patriótico”.
Artistas plásticos locales entregaron obras de su autoría para ser subastadas para juntar fondos. Las firmas locales, consignatarias de hacienda, organizaron remates de ganado con el mismo fin. Por su parte la Asociación Española de Socorros Mutuos donó 3.240.450 pesos recaudados en una cena a la que asistieron doscientas personas. Por su parte la Federación Agraria Argentina también organizó, junto a otras instituciones, un remate de ganado vacuno cuyo producto estaba destinado al Fondo Patriótico.
Comercios como Romellí y Feria Americana, en el local de San Martín 25, juntaron bufandas y pasamontañas para los soldados que estaban en Malvinas. Las damas del barrio Santa Ana, a instancias del centro vecinal, se reunían en José Martí 187 para tejer prendas para los conscriptos.
@Municipios y gremios
Empleados municipales de Villa María y Villa Nueva también hicieron sus donaciones para el Fondo Patriótico. Por su parte el comisionado municipal Silvio Madrile y Pilar Pedro Monesterolo, representantes locales del poder dictatorial, firmaron el decreto 64 “A” mediante el cual se otorgó “un subsidio por valor de veinticinco millones de pesos, como aporte de la Municipalidad de Villa María al Fondo Patriótico…”. El decreto del donativo fue fechado el 2 de junio de 1982 el mismo día en que “Noticias” dio a conocer un documento rubricado por Aldo Serrano y José Antonio Foresto del Sindicato Regional de Luz y Fuerza de Villa María, informando que los 2.500 afiliados al gremio donaban un día de sus haberes. Tiempo antes, el gremio también había donado jeringas, gasas y otros elementos.
En la Fábrica de Pólvora, según se hizo saber el cinco de mayo, una casa del barrio militar estaba “atestada de bultos...” que eran la “gran cantidad de donaciones” provenientes de Villa María y poblaciones de la región. Las contribuciones de Villa María provenían de varias escuelas, de las firmas INTI SA y Su-Jor. También sumaron Miguel Ruiz, Osvaldo Torres y Juan Carlos Gagliardi. Otro aporte fue el del personal civil y militar de la Fábrica que sumó 50.305.387 pesos.
Cuando se gastaba el último día de mayo, el diario Noticias publicó parte de la respuesta, firmada por el presidente de facto Leopoldo Fortunato Galtieri, al ofrecimiento realizado por Leonardo Ramos. El titular de “Confecciones Villa María” había ofrecido realizar uniformes para quienes combatían en las islas. Galtieri respondió: “Su patriótico ofrecimiento fue canalizado por el Estado Mayor Conjunto…”
Todas éstas fueron muestras de solidaridad en aquel triste momento del país. Algunas partían desde la solidaridad con el régimen, otras nacieron como un cálido abrazo a los jóvenes argentinos que se jugaban la vida.
Tiempo después quedaría al descubierto que mucho de lo enviado a los soldados nunca les llegó, todo por obra y gracia de la deshonestidad de quienes ostentaban el poder.
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