El ajetreo diario de la peatonal de Córdoba se siente brioso en Deán Funes y Rivera Indarte, entre señoras que cargan sus compras, hombres y mujeres de paso hacia la oficina, estudiantes tratando de memorizar conceptos y vendedores ambulantes de variada gama. En esa misma esquina, acaso ajena al colorido social, aparece la Legislatura Provincial, uno de los edificios insignes de “La Docta”, y también de los más bien parecidos.
Construido en 1885, el majestuoso palacio ocupa una cuarta parte de la manzana más céntrica de la urbe, muy cerca de la plaza San Martín, la Catedral y el Cabildo. Allí, los legisladores que representan a todos y cada uno de los 26 departamentos de la provincia, dan vida al Parlamento cordobés. Un ámbito que más allá de la pobreza de debate que exhibe, se mantiene como pilar de nuestra democracia.
Desde sus inicios hasta hoy
Desde sus mismos inicios la obra corporizó un referente de la arquitectura mediterránea. Estilo ecléctico el que alberga a partir su nacimiento, con fuertes influencias renacentistas que se aprecian en los detalles italianizantes, en esos muros majestuosos de grandes ventanales, pórticos de desenlace en arco, columnas encajadas y estatuas a tono. En plena esquina, el remate lo da la Torre del Reloj, una joyita que se agregó en 1910 para conmemorar el primer centenario de la Revolución de Mayo.
Antes de ello, el inmueble servía como sede del Consejo Deliberante de la ciudad, hasta que en 1889 el Gobierno provincial lo tomó a su cargo. Después vino una reforma importante realizada por el arquitecto alemán Juan Kronfuss, la que revitalizó la estructura y remarcó sus aspectos esenciales. Los trabajos se extendieron desde 1916 hasta 1918. El 18 de junio de aquel año, se realizó la primera Asamblea Legislativa en la nueva casa.
Mucho más tarde, a comienzos del Siglo XXI, se llevarían a cabo la reconstrucción del sector que da a calle Rivera Indarte y también las reformas del anexo de calle Deán Funes, donde la gran mayoría de los legisladores tienen sus oficinas privadas.
Adentro
La Legislatura, abierta a todo público, presenta en su interior un diseño exquisito, de vestíbulos iluminados y señoriales, donde cabe subrayar el mármol de color crema, las alfombras rojas y las anchas columnas. El recinto principal, el más sublime de todos, es sede los días miércoles de las sesiones legislativas (también abiertas al público). Desde los balcones superiores, el visitante aprecia la sublime figura del recinto (con su inmensa cúpula y sus detalles renacentistas), e incluso el histórico mobiliario, realizado con maderas nobles como caoba, roble y cedro.
Otros salones que forman parte del edificio son la Biblioteca (y sus más de 20 mil volúmenes), la hemeroteca (que reúne todos las ediciones desde el año 1900 a la fecha de algunos de los diarios más importantes del país), la Sala Regino Maders (donde se desarrollan actos protocolares, bautizada en homenaje al exsenador provincial, asesinado en el año 1991) y el salón de ingreso (sobre calle Deán Funes), el cual suele albergar exhibiciones artísticas de diferentes tipos.