La Revolución de Mayo nos deja de legado que “no se trató de esfuerzos individuales sino colectivos” y a esto hay que aplicarlo en el presente, cuando “los desafíos no son las invasiones inglesas sino quizás la pobreza, el desamparo, las adicciones”.
“El hecho de haber sido invadidos dos veces por los ingleses procurando generar un daño o extender su dominio en estas tierras y que lejos de lograr su cometido se diera lo contrario, es decir el fortalecimiento de las fuerzas criollas, es auspicioso. Por eso, si cuando pasan cosas feas tenemos la actitud correcta, fortaleciéndonos, dándonos libertad, abriendo puertas para el crecimiento, vamos a lograr superar lo que nos hace mal”.
Así, mirando lo sucedido en 1810, el docente Manuel Argüello buscó dejarles una enseñanza a los niños y niñas de cuarto a sexto grado del Centro Educativo República de Bolivia, en el marco de las Fiestas Mayas.
“Traté de darles a los chicos una mirada más amplia que la que suele darse. La Revolución fue un proceso de carácter continental, de contenido emancipador, revolucionario, que tuvo matices y figuras que le imprimieron un sesgo jacobino, de cierta radicalidad. La intención no fue reparar en individualidades sino de hacer ver que esto fue parte de un proceso mucho más amplio que tenía que ver con las guerras napoleónicas, europeas, con los cambios de mentalidad europea y en el pensamiento, que era consecuencia del impacto de las nuevas ideas en Europa y en el mundo intelectual”, describió el profesor de Historia a EL DIARIO.
En ese marco, remarcó que la cuestión “no es algo que se circunscribe a la Primera Junta ni que fue promovido por un pequeño grupo de hombres sino que es un desafío histórico que teníamos como sociedad”.
Argüello subrayó lo que significaba en ese contexto las invasiones inglesas y reparó en que fueron una agresión dirigida a Napoleón, “que significaba para nosotros una oportunidad, por eso muchas cosas que suceden en la vida y que son pruebas difíciles que debemos afrontar, terminan redundando para bien, nos desafían, nos fortalecen, nos ayudan y nos plantean cambios”.
“De esta invasión inglesa la población criolla pudo conseguir cierta autoconfianza en su rol y fue un salto hacia adelante. Inscriptos en este proceso continental al que llamo la revolución emancipadora ellos tomaron la posta y desde Buenos Aires impulsaron esta revolución”, precisó.
“Eso es lo interesante: las invasiones inglesas pueden verse como un hecho descolgado o como una mera aventura de los ingleses cuando en realidad a nosotros nos afectaban, nos comprometían y nos interpelaban. Entonces surgió otra mirada respecto al fenómeno colonial, advirtiendo los criollos que podían gobernarse, defenderse, que podían organizarse", valoró.
Destacó que el proceso revolucionario fue amplio y continental y citó como fuentes primigenias la Independencia de las colonias inglesas en 1776. También habló del caso de Túpac Amaru, “que enfrentó los poderes instituidos de las fuerzas metropolitanas y fue uno de los principales ejemplos de lucha, una persona comprometida con su clase social, que se puso al frente, dio dura batalla y terminó descuartizado”. Precisamente ese final “es una metáfora de lo que sucede, las fuerzas que quieren dominarnos intentan dividirnos, así como descuartizaron a Túpac Amaru. Es lo que siempre el imperialismo intenta hacer: disgregar, separar los miembros del cuerpo social para que no puedan enfrentar al poder. Y le cortaron la lengua, algo muy simbólico, generándo la incapacidad de decir, de verbalizar, de pronunciarse”.