Desde mañana comenzaría a implementarse la apertura de comercios en horario corrido, de 8 a 20, según el anunció que hizo días atrás Roberto Salomón, titular de la Asociación Civil de Comerciantes de Villa María (Acovim). De todas formas, al tratarse de una sugerencia desde la entidad y no de una imposición, es difícil asegurar cuántos serán los comerciantes que opten por plegarse a esta iniciativa que el año pasado fue muy discutida y se había descartado.
Tras el anuncio, el tema se volvió a instalar entre los comerciantes de la ciudad, sobre todo entre los del casco céntrico, y las opiniones están divididas.
Cabe recordar que Salomón puso a disposición un listado de firmas que ya realizan las 12 horas de trabajo, a modo de sustento para la medida que pretende que se adopte.
En su mayoría se trata de comercios del rubro gastronómico, aunque hay farmacias, supermercados, quioscos e instituciones de la salud.
“Es el horario que usan las grandes ciudades, el que usa el Paseo Villa María, el híper Libertad, que parecía que estaba lejos y está cada vez más dentro del ejido urbano”, justifica Salomón.
Uno de los comercios que más años lleva implementando este horario de 8 a 20 es el mayorista Don Emilio, desde donde indicaron que la decisión de abrir en horario de corrido fue tomada desde el primer día en que se instalaron sobre avenida Presidente Perón, en 2008, y para responder a una necesidad de su clientela.
“La mayoría de nuestros clientes son comerciantes, entonces los que son de los pueblos aprovechan la siesta para venir a comprar y volver a abrir el negocio a las 17 con toda la mercadería”, detalló Pablo. “Si abriéramos en otro horario, se les complicaría venir y la gente de la ciudad cierra su negocio a las 13 y viene”.
Además, optaron por ese horario porque “tenemos el mercado muy cerca y trabajan en el mismo horario, entonces lo hicimos para coincidir”.
Por su parte, Mariana, del café Gula, sostiene que “a la siesta no hay nadie en el centro porque la gente ya se acomodó a manejar estos horarios y los de afuera, ante la duda, no vienen porque saben que no todos abren”. Su opinión es coincidente con la de Jorge, de Café La Torre, quien directamente sentenció: “A la siesta el centro está muerto”.
Distintos son los casos de Mari, de Expolibro, y de Hugo, de La Madrileña. En el caso de la librería, la dueña explicó que abriendo de corrido “los clientes nuestros tienen más facilidad para estacionar sin pagar y están más cómodos para elegir porque hay menos movimiento”. Pero, además, destacó que “como trabajo con tarjetas de crédito, ahí veo que mucha de la gente que viene a comprar a la siesta es de otro lado”.
Respecto a los empleados, explicó que “ellos cumplen las cuatro horas, entran en distintos horarios y yo soy la que hago la unión de los horarios, como dueña, pero acá todos los empleados siguen trabajando ocho horas”.
Justamente, para Hugo los comerciantes no toman la decisión de abrir en esta modalidad porque “muchos piensan que les va a hacer falta más personal o no quieren tener que estar los dueños atendiendo en esos horarios, que es la otra opción”.
“Creo que habría que probar, hay que fijarse que los negocios de los barrios trabajan más fuerte en los horarios en que el centro está cerrado y eso es porque la gente a esa hora tiene que comprar y no tiene otro lugar adonde ir más que a un almacén de barrio porque el centro está cerrado”, ejemplificó.
El centro está muerto a esa hora, Pero la gastronomía abre lo mismo, casi todos lo hacemos, pero el movimiento que hay es bastante poco a la siesta. Si los comercios acompañaran a los bares, en invierno, podría andar, la gente se podría llegar a acostumbrar”.
Jorge, de Café La Torre
Creo que no va a tener éxito porque debería ser algo que hagan todos los comercios al mismo tiempo. Villa María es una ciudad chica y los villamarienses somos siesteros, Hasta las 17 o 18 el centro está muerto”.
Mariana, de Gula resto bar
Creo que puede funcionar, siempre que se haga en invierno. Es cierto que la gente de los pueblos no puede venir en horario de comercio. Yo siempre tengo abierto, pero el que tiene que abrir es el que vende ropa, por ejemplo, ese tiene que sumarse porque lo que es gastronomía está abierto siempre”.
Hugo, de La Madrileña
Nosotros lo hacemos desde el 1 de mayo, pero por iniciativa propia. la verdad es que le recomiendo a los otros comerciantes que prueben, a mí me resultó, le damos más posibilidad a la gente de salir tranquila a hacer sus compras porque tiene más tiempo para ver y elegir y a la gente de afuera también le resulta más fácil”.
Mari, de Expolibro