El juego de las bochas tiene orígenes que pueden ser rastreados hasta
tiempos lejanos. Así, lo encontramos como fuente de entretenimiento tanto en el imperio griego como en el romano y también se han descubierto pruebas que permiten asegurar que fue practicado en el faraónico Egipto. A lo largo de la historia surgieron diferentes versiones, incluso en nuestra América, pero siempre ha mantenido esa capacidad de convocar al encuentro de la gente a la vez que, como todo deporte, beneficia la salud de los jugadores
Este deporte, que ya era recomendado por los médicos griegos Hipócrates y Galeno como ejercicio fortalecedor, en nuestra ciudad tiene muchas historias para contar. En 1986 se desarrolló una de ellas.
Con historia local
En Villa María los bochófilos, federados y no federados, tienen una larga y fructífera historia. En el podio histórico de este deporte en la ciudad figuran grandes nombres de la actividad. En una lista incompleta, y sólo a modo de ejemplo, podemos mencionar a aquellos que Eduardo Kamienski señaló en “El Album de Hombre de Piedra”, de 1987. Allí, en un artículo se recuerdan las hazañas de Roberto Juan Domenino, quien cosechó varios títulos nacionales y campeonatos sudamericanos, y se rescatan otros grandes apellidos del mundo bochófilo de la ciudad, como es el caso de Carlos y Francisco Bonaveri, Guzmán, Luis Bosco, Fernández, Bernabei, Acevedo, Gino Molayoli y José Ghio.
Los Peregrinos
Pero aquí queremos recordar un acontecimiento de importancia que desarrollaron los amantes de este deporte en el año 1986. Entonces eran tiempos complicados desde lo político; ese año se discutía acerca del divorcio vincular, se encaró la reforma del Estado, incluso la sociedad sufrió el frío baldazo de la Ley de Punto Final. Todo eso mientras se discutía cómo hacer posible la continuidad democrática sin que ésta fuera vaciada de contenido social. A nivel local ejercía la Intendencia Horacio Cabezas y el clima político de la ciudad estaba en consonancia con lo que pasaba a nivel nacional. El radicalismo se debatía en las discusiones abiertas por la política hacia los represores, en tanto que el peronismo pasaba por un proceso interno que enfrentaba a quienes se presentaban como renovadores y a aquellos que pretendían seguir cierta ortodoxia. En tanto, todo el arco político presentaba propuestas para la reforma constitucional a nivel provincial.
Fue en ese contexto que en el Club Los Peregrinos, con sede en la esquina de la calle Lamadrid y la cortada San Luis, se organizó una verdadera fiesta de bochófilos. Esta institución de fuerte arraigo popular en el barrio Lamadrid por entonces tenía más de tres décadas de trayectoria, dado que fue fundada el 25 de mayo de 1951 por un grupo de entusiastas vecinos. La denominación completa que se le dio en el acto fundacional fue el de Club de Bochas y Biblioteca Los Peregrinos y su primera comisión fue liderada por Antonio Pellegrini. También lo acompañaron Aldo Paron, como secretario; Roberto Fernández, como tesorero, y los vocales Manuel Rodríguez, Enrique Molina y Angel Casas.
La comisión directiva que estaba en funciones cuando se organizó la Fiesta del 86 estaba presidida por Juan Carlos Cavigliasso, en tanto que la vicepresidencia correspondía a Augusto Carpené. De ese grupo directivo también formaban parte, entre otros, Ensi Pomini, Rafael Ruidavets, Alberto y Walter Gómez, Carlos Sachi, Carlos Araya, Elvio Pomini, Miguel Angel Pereyra, Ernesto Marino, Dante Castro, Italo Allisioni, Juan Olivera, Víctor Martínez y Raúl Aguilera.
El accionar de este grupo continuó la tarea fecunda de aquellos que los precedieron en el ejercicio del gobierno institucional, como lo fueron las comisiones presididas por Alfredo Zucatti, Eduardo Oviedo, Alfonso García, Ruperto Hidalgo y José Fuentes.
La fecha prevista para el inicio de la “Primera Fiesta del Bochófilo 1986” era el 6 de diciembre de ese año. En una nota aparecida en la edición del 13 de noviembre de El Diario los dirigentes deportivos anunciaron que preveían la participación de unos mil amantes de ese deporte. También señalaron que entre todos los inscriptos se sortearía un cero kilómetro. Se trataba de un Renault que se sumaba a otros valiosos premios previstos para la competencia. Entre ellos se contaban los 150 gramos de oro que se entregarían en premio, desde el primero hasta el vigésimo puesto. Incluso aquellos que perdieran en la primera jornada de juego se verían beneficiados con un traslado, gratuito hasta los paisajes serranos de nuestra provincia.
Fiesta
Llegada la fecha, comenzó la fiesta con la participación de 700 inscriptos. Si bien estaba previsto que en horario matutino se realizaría una marcha por las calles céntricas, la misma se llevó a cabo por la noche.
Los amantes de la bochas, junto a autoridades y acompañados por móviles policiales y del Cuerpo de Bomberos Voluntarios de la ciudad, recorrieron las calles hasta terminar en la plaza Centenario, donde se realizó una suelta de palomas y se tiraron fuegos artificiales. El clima fue el de una fiesta de encuentro. Luego, esa misma noche, se sirvió una cena en las instalaciones del Club Florentino Ameghino, otra institución muy relacionada con el deporte de los hombres de blanco.
En esa jornada de juego, en horario vespertino, el intendente Municipal arrimó la primera bocha en el Club Los Peregrinos. Entre las autoridades presentes estaban representantes de la Confederación Argentina de Bochas y de los clubes directamente afiliados. Ese mismo día sólo se jugó un partido en cada una de las casi 100 canchas de las instituciones asociadas a la organización.
La jornada del domingo 7 comenzó lo más intenso del deporte. De todas maneras, el juego se desarrolló en medio de la camaradería y la pasión que despierta este deporte.
Durante el lunes 8 de diciembre, feriado nacional, culminó la fiesta de los bochófilos. Según publicó El Diario al día siguiente, resultaron campeones Rivero y Gigena, del Club Almafuerte, de Las Varillas, que en el encuentro final, jugado en la sede de Los Peregrinos, vencieron a Mansilla, Odetti e Isardi, del Club Rivadavia, de Río Primero, por 18 a 5.
De los jugadores locales, los que terminaron mejor posicionados fueron los integrantes del terceto del Club Rivadavia local, Figueroa, Gómez y Rubiolo, equipo que logró el cuarto puesto, en tanto que el quinto lugar correspondió a otros locales, Roncarolli y Olivero, que representaban al Ateneo Familiar. En el tercero quedaron los bellvillenses del Club River Plate, Massi y Stefoni.
El lunes fueron publicados los nombres de quienes habían ganado el auto sorteado, se trataba del trío formado por Sarmiento, Muñoz y Mancini, del Club Vélez Sarsfield, de Oliva. El sorteo había despertado mucha expectativa, que se vio reflejada en las 1.500 personas que asistieron al acto en el cual se terminó sacando el número 263 perteneciente a los bochófilos mencionados.
La fiesta fue un éxito, los hombres y las mujeres que participaron habían llegado desde 14 provincias del país para compartir un par de jornadas alrededor de ese deporte tan apasionante. Entre las autoridades que engalanaron la fiesta estuvo Luis Rodolfo Farías, presidente de la Confederación Argentina de Bochas. Luego de la entrega de los premios cayó el telón y la fiesta del 86 terminó.
Pero este juego sigue produciendo encuentros en las canchas de los clubes o parques donde cada jugador continúa tratando de que su bocha quede lo más cerca posible del bochín.
