Una nueva voz se sumó al debate acerca de la toxicidad del agua que consumimos los villamarienses.
Tras leer las declaraciones de dos legisladores, quienes aseguraron que el arsénico no excede el nivel aceptable, el ingeniero químico Nelson Fiorenza, aclaró que "los límites de permisividad son cada vez menores", señalando que tal vez el límite fijado por la DIPAS (el más amplio) ha quedado desactualizado.
En una carta dirigida a nuestro medio, Fiorenza expresó textualmente: “El sábado, en EL DIARIO, leí la información sobre el arsénico y el pronunciamiento de los legisladores (Orlando) Sella y (Marcelo) Frossasco. Cuando se les recordó que los niveles de arsénico en el agua de red de nuestra ciudad eran superiores a los establecidos por la OMS (Organización Mundial de la Salud), ellos adujeron que “el mundo no es el mismo que cuando la OMS fijó los valores; las cosas han cambiado”.
“Ante tal declaración de nuestros representantes y sabiendo que los niveles exigidos por el Código Alimentario Argentino (CAA) no debe superar el 0.01 mg/dl, que además son iguales a los niveles exigidos en la Unión Europea, ¿de qué cosas nos quieren convencer nuestros legisladores? ¿qué es lo que quieren justificar, si lo que argumentan es injustificable? Me pregunto, ¿los valores de DIPAS no serán los que están desactualizados?”, resaltó el profesional en la misiva entregada en nuestra Redacción.

@ Un metal muy pesado

“Para su información, señores legisladores, el arsénico es un metal pesado y en la naturaleza está presente en forma de sales, que no pueden ser transformadas ni eliminadas por el organismo, lo que significa que a medida que consumimos agua el porcentaje de arsénico en sangre y por ende en nuestro cuerpo cada vez es mayor”, recordó Fiorenza.
“¿Saben que existe una enfermedad que se llama Hacre (hidroarsenicismo crónico regional endémico) que provoca manchas en la piel, dientes, afecciones a distintos órganos, comúnmente vesícula, hígado, pulmones, riñones y que desemboca muchas veces en tumores?”, resalta el texto.
“Para reafirmar que las cosas cambian, les digo que es cierto: a principios del Siglo XX se permitían medicamentos con mercurio, para atender afecciones pulmonares, luego la ciencia demostró que el mercurio era un veneno, lo mismo que el arsénico, cuya toxicidad es comprobada por los efectos que causa en la salud de nosotros, los humanos. Por eso, sí señores, las cosas cambian, pero los límites de permisividad son cada vez menores”, remarcó el ingeniero químico.
“Sería interesante que los legisladores se informaran más, y no salieran a justificar algo difícil de refutar, como la realidad que nos afecta”, sugirió el especialista.
“Les informo que existen métodos químicos y físicos para disminuir la presencia de estas sales de arsénico en agua, que no son simples métodos de filtración. Sólo será cuestión de que la empresa a cargo del suministro del agua, aquí y en cualquier lugar de nuestra provincia, adopte la tecnología necesaria”, expresa otro párrafo del escrito.
“Por supuesto eso requiere de una mayor inversión", concluyó Fiorenza.