Escribe Juan Manuel Gorno

Fotos:

Víctor Alvez

ENVIADOS ESPECIALES

 

Si alguien pensó que Alumni podía morir en el arranque del torneo, se equivocó.

La imagen de desconfianza que quedó de la derrota en el debut (ante Sarmiento de Leones, en Plaza Ocampo) fue borrada por completo ayer, en Córdoba, donde el equipo villamariense, con dos goles de su nueva figura, Leandro Martínez, y otro de Juan Aimar, derrotó 3-2 a General Paz Juniors y sumó sus primeros tres puntos como para empezar a dar pasos firmes en su largo camino por el Federal B.

A pesar que sufrió en el final, Alumni justificó un triunfo en base a efectividad, puntos altos en lo individual y sacrificio en lo grupal. Y si recibió goles no fue sólo por algo del coraje que expresó su rival, sino por los errores que el propio conjunto Fortinero cometió en un par de oportunidades.

No obstante, todo se combinó para que la victoria no se modificara. Hasta el acierto de un asistente para levantar el banderín por el offside en la última jugada, cuando Juniors parecía empatarlo…  Otras veces ni siquiera semejantes factores externos jugaban para Alumni.

 

Hay goleador

Después del paso en falso de la primera fecha, el conjunto dirigido por Raúl Maldonado abría la puerta de las incógnitas, una de las cuales pasaba por su falta de gol y la poca profundidad de sus avances. 

Cuando ayer los minutos empezaron a correr y la pelota se debatía seguido y sin dueños en la mitad de la cancha, esa sensación no tenía discusiones, a tal punto que apenas un remate de Juan Aimar que se desvió en un rival, era lo único que el elenco villamariense podía generar en el arco del frente.

Sin embargo, esa acción esbozaba algo: el playosense remataba tras un pase de cabeza de Leandro Martínez, quien se mostraba atento, expectante, hambriento de red.

Esa voracidad del goleador causó estragos y abrió el partido. A los 27 minutos, Gonzalo Gaydou sorprendió con un zapatazo desde lejos, el arquero Dino Oliva dio rebote y ahí asomó Martínez, para captar el regalo, meter el botín y gritar su primer gol con la camiseta de Alumni.

Juniors no pudo asumir el impacto ni tuvo tiempo: a los 29’ Aimar tomó el balón afuera del área, vio un resquicio y sacó un remate fantástico de derecha que volvió a desatar la alegría de los más de 50 hinchas villamarienses que se encontraban tras ese arco del 2 a 0.

Hasta allí todo era prácticamente perfecto. El equipo, que fue a esperar en la mitad de la cancha para salir con velocidad rumbo al ataque, había encontrado lo que necesitan todos: efectividad. Pero además, jugaba bien por Aimar, la movilidad de Martínez, la entrega de Hugo Yocca, la distribución de César Ariel Quiroga y las apariciones sorpresivas de Maximiliano Villa.

De todas maneras, a los 33’, la defensa fortinera flaqueó un instante, el arquero Rodrigo Valdez cometió penal ante la llegada de Ezequiel Rainaudo y Juniors logró descontar, desde los doce pasos, en los pies de Alexis Ramos.

El 2 a 1 pareció cambiar el escenario. Juniors se animó con sus volantes externos y llamó la atención con un centro de López que se cerró y pegó en el travesaño.

Pero el susto no pasó de esa jugada. Por el contrario, antes del final de la primera etapa, Alumni generó un par de chances de contragolpe, una de las cuales terminó con un tiro desviado de Villa. 

 

A la cabeza 

Mantener la concentración en el segundo tiempo fue fundamental en el equipo visitante, ya que Juniors salió desesperado de arranque, pero Alumni puso la calma y los tiempos en el oficio de Quiroga y la recuperación de sus laderos.

A los 10 minutos, el tercer gol premió esa supremacía fortinera y volvió a lucir a dos figuras: Aimar y Martínez. El volante envió un centro prácticamente perfecto hacia el segundo palo. Y el delantero hizo un movimiento de goleador; desairó a su marcador con dos pasos hacia delante y luego dos hacia atrás para hacerse el espacio y, de cabeza, colocarla al palo más lejano.

De ahí en más, Juniors perdió la compostura y Aimar estuvo cerca de liquidarlo con dos tiros libres peligrosos.

Con el ingreso de Gastón Kranevitter en la mitad de la cancha (en lugar de Valle, que esta vez no pesó), el equipo villamariense no encontraba problemas para recuperar la pelota y sólo veía cómo Juniors sumaba gente al ataque, pero sin claridad en sus jugadas.

Sin embargo, a los 29 minutos, un centro frontal y sin problemas se encontró con una pifia de Nicolás Rey, quien quiso rematar fuerte, pero la terminó clavando por encima del arquero Valdez y le dio vida al rival.

Villa estuvo cerca de corregir todo cuando, tras una corrida de Yocca, quedó solo, pero la tiró por encima del travesaño.

Así, Juniors tuvo el sueño del empate y atacó como pudo, con arrebatos individuales y centros repetidos. 

Alumni, sin tener precisión en sus réplicas (se lo perdieron Kranevitter y tampoco Depetris pudo llegar a un centro de Yocca), prefirió cuidarse como pudo, tanto que hasta el santiagueño, en la “cueva”, sacó una pelota sobre la línea.

Pero si Alumni no sufre, no vale. Y en la última jugada del partido, cuando no había más tiempo, Julio Sánchez (quien había estado a prueba en la ciudad durante la temporada) quiso hacer la heroica, convirtiendo de cabeza, pero en posición adelantada. Bien por el asistente. Bien por el árbitro. Y desahogo villamariense.