Con una inspección ocular a la casa donde fue asesinado Enrique “Kike” Espósito (52) y la recepción de tres nuevos testimonios, el juicio que se les sigue a Nora Lilián Abelleira (57) y José Alberto Deheza (50) entró ayer en la etapa final, aunque todavía resta que declare un último testigo y se resuelvan algunas diligencias procesales solicitadas por las partes.

En principio, el proceso oral y público continuará mañana, a partir de las 10, con el comparendo de Mario Raúl Livetti, responsable de seguridad del predio que la planta Noal posee sobre la ruta 2, pasando el “puente de la Fábrica”.

El testimonio fue requerido como prueba nueva por el fiscal de la Cámara del Crimen, Francisco Márquez, al tiempo que la Defensa de Deheza, ejercida por el abogado Eduardo Luis Rodríguez, solicitó al tribunal que se tramite una serie de informes telefónicos.

Estas medidas van a demorar algunos días más la definición del juicio, por lo que se estima que los alegatos y la sentencia quedarán para el martes o el miércoles de la semana venidera. De todos modos, recién mañana se conocerán más precisiones sobre esta instancia crucial del debate.

Al igual que en la mayoría de las jornadas anteriores, la novena audiencia se realizó en doble turno: por la mañana y durante las primeras horas de la tarde, los miembros del tribunal, los jurados y las partes escucharon el testimonio de un especialista en telecomunicaciones y luego participaron de una inspección judicial que se realizó en la vivienda de Espósito y Abelleira, en la que el comerciante fue asesinado de dos balazos en la cabeza la noche del viernes 17 de junio de 2011.

La medida procesal se llevó a cabo desde las 14 en el inmueble ubicado en Villa Gesell 170, en barrio Costa de Oro de Villa Nueva. Allí fueron recibidos por el actual inquilino de dicho inmueble, el abogado Carlos Ezequiel Cerezo, exgerente de AERCA.

Por espacio de unos 30 minutos, los camaristas René Gandarillas, Silvia Saslavsky de Camandone y Osvaldo Mario Samuel, acompañados por los 12 miembros del jurado popular y por el fiscal Márquez y los abogados Rodríguez, Juan Antonio Rusconi (defensor de Abelleira) y José Luis Bertoldi (representante de la Querella), recorrieron minuciosamente la vivienda de dos plantas junto al cabo primero Diego Oscar Ledesma, el primer efectivo policial que llegó a la escena del crimen poco después de la 1 de la madrugada del 18 de junio de 2011.

También participaron de la inspección judicial el secretario Guillermo Picco y dos asistentes de la Policía (un fotógrafo y escopometra junto a su ayudante), además de Jorge Espósito, uno de los hermanos del comerciante asesinado.

Si bien los medios de comunicación no pudieron ingresar al inmueble por tratarse de una propiedad privada, el presidente del tribunal permitió que tanto periodistas como fotógrafos y movileros radiales trabajaran libremente en las inmediaciones.

A las 13.45 la numerosa comitiva se dirigió hasta una quinta ubicada a la vuelta de la casa de Espósito, lindante con la parte trasera. El predio en cuestión es propiedad de Pablo Acquesta, quien también participó de la breve recorrida.

Luego de un cuarto intermedio de una hora y 45 minutos, la audiencia prosiguió en el quinto piso de Tribunales, donde se receptaron dos testimonios.

 

Un especialista

 

Sin embargo, por la mañana y previo a la inspección, compareció en la sala el ingeniero electromecánico José Aníbal Roses, quien había sido convocado la semana pasada para que explicara detalladamente cómo funcionan las comunicaciones de telefonía celular.

Roses, de 46 años, nació en la ciudad de Córdoba (donde actualmente está radicado), pero se crió en Resistencia, Chaco, y también estuvo viviendo en Australia y Estados Unidos por cuestiones laborales y de formación profesional.

El especialista en telecomunicaciones, quien se desempeña como docente en el Instituto Universitario Aeronáutico de la capital provincial, abordó con particular claridad el funcionamiento de la telefonía móvil, e incluso explicó con un plano de Villa María (a través de un cañón proyector) cómo funcionan las antenas y las celdas que permiten el contacto entre teléfonos celulares.

La presencia del ingeniero Roses obedeció a que buena parte de la prueba colectada en el expediente está relacionada con el cruzamiento de llamadas telefónicas entre celulares pertenecientes a los coimputados Abelleira y Deheza, además del aparato que usaba “Kike” Espósito.

Sobre el particular, cabe recordar que entre el 7 de mayo de 2011 (apenas cuatro días después de que Deheza recuperara la libertad) y el 18 de junio de ese mismo año (es decir, al día siguiente del crimen) se registraron más de 70 comunicaciones entre los teléfonos móviles de ambos acusados.

 

Dos testigos más

 

Durante la segunda parte de la audiencia de la víspera comparecieron el alcaide Diego Martín Ayala, miembro del Servicio Penitenciario de Córdoba, y Pablo María Giano, expareja de la hija mayor de Abelleira.

Ayala fue interrogado sobre el funcionamiento del sistema de identificaciones y seguridad cuando los internos de la cárcel de barrio Belgrano reciben visitas.

Ocurre que, según la acusación elaborada por el fiscal que instruyó la causa, Gustavo Atienza, el 13 de marzo de 2011, es decir, tres meses antes del homicidio, Abelleira ingresó al Establecimiento Penitenciario Nº 5 de manera irregular (utilizando un nombre falso) y en esa oportunidad conoció a Deheza, quien estaba purgando una condena por circulación de moneda falsa.

Según el requerimiento de citación a juicio, fue allí cuando habría contratado al presidiario para que asesinara a su pareja a cambio de una suma de dinero, extraoficialmente estimada en 200 mil pesos.

Finalmente declaró Pablo Giano, quien fue pareja de Verónica Volpe y con la cual tuvo dos hijas, que obviamente son nietas de la acusada.

El testigo dijo que fue apoderado de Jorge Cabana, un amigo íntimo de los hermanos Espósito que figuraba como dueño de un terreno de 7 hectáreas que “Kike” y su concubina le vendieron a la Municipalidad de Arroyo Algodón para ser loteado.

Giano admitió que esos terrenos eran propiedad de los Espósito, pero que estaban a nombre de Cabana. Asimismo, señaló que después de la violenta muerte del comerciante, la propia Abelleira le pidió que le transfiriera a ella aquel poder que le había otorgado Cabana, argumentando que, de esa manera, se “sacaba responsabilidades de encima”.

Aunque dijo no recordar fechas, Bertoldi le precisó que el traspaso de dicho poder se realizó el 21 de junio de 2011, es decir, apenas cuatro días después del homicidio.

Sobre el final, su testimonio fue objetado tanto por el fiscal como por el abogado de la Querella, quienes ironizaron al sostener que Giano tenía una “memoria selectiva”, ya que se acordaba con meridiana claridad de algunas cuestiones y de otras, decía no recordar nada.

 

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