Poco antes de finalizar su declaración, José Deheza señaló que durante un careo que mantuvo con Franco Irigoita mientras se desarrollaba la investigación del caso, vio al denominado “testigo clave” hablar por teléfono con un abogado y dejó entrever que estaba recibiendo instrucciones sobre qué debía decir.
En esas circunstancias, el representante de los hermanos Espósito, José Luis Bertoldi, le preguntó irónicamente “¿no habré sido yo, no?”, a lo que Deheza respondió “¡y... no sé!”.
Primero hubo carcajadas de ambos lados y en toda la sala, pero segundos después el letrado querellante expresó su enojo y cuestionó a viva voz el proceder del imputado, haciendo hincapié en que su defensor, Eduardo Rodríguez, le había permitido obrar de esa manera.
“¡Cuide a su cliente!”, le reclamó enfáticamente y tras cartón le informó al presidente del tribunal que mientras Deheza estuviera declarando, él no iba a continuar en la sala.
Cuando el acusado concluyó, Bertoldi volvió a ocupar su lugar (foto), pero se lo notó visiblemente molesto por lo que había sucedido.
Previo a ello, le pidió al juez René Gandarillas que solicitara las sábanas telefónicas de su número de celular y el de su estudio para que se analicen todas las comunicaciones que mantuvo aquel día a la hora en que se realizaba el careo en la Fiscalía de Gustavo Atienza, en clara alusión a que no había tenido ninguna vinculación con el hecho descripto por Deheza.
Apenas terminó la audiencia, en momentos que ambos letrados se estaban por retirar del recinto, Bertoldi tuvo un duro intercambio de palabras con Rodríguez, aunque poco después los ánimos se fueron serenando y el incidente no pasó a mayores.