Escribe

Juan Manuel Gorno

 

Alumni no pasó el frío de la noche de viernes. En Plaza Ocampo -un lugar que parece resultarle incómodo, aunque allí sea local- el equipo volvió a perder, esta vez 2 a 1 ante Las Palmas, y dejó más interrogantes que certezas, ante el fastidio de su gente.

Curioso caso de ciclotimia el de este equipo fortinero, que venía de jugar muy bien en Córdoba, ante General Paz Juniors, y anoche mostró el rostro opuesto, como un lado oscuro de la luna.

La contracara fue Las Palmas, que arrastraba dos derrotas al hilo y, sin embargo, tuvo un rendimiento parejo que lo llevó, casi por decantación, a sumar sus primeros tres puntos en el torneo, alentado por un hincha de lujo: el arquero de Belgrano, Juan Carlos Olave.

Suele pasar: a veces quien viene de capa caída se esfuerza el doble para salir adelante o, por lo menos, se concentra y corre más que nadie. Y eso pasó en el equipo dirigido por el tucumano Héctor Chazarreta. 

En cambio Alumni, que llegaba más dulce, se guardó algo, como buscando sacar a relucir lo mejor de sí en algún momento del partido, pero ese momento nunca llegó.

Quizás si hubiese terminado de otra forma el arranque del partido… Es que antes de cumplirse un minuto, un contragolpe furioso tuvo a Leandro Martínez y a Juan Aimar (ambos figuras contra Juniors) como protagonistas; el primero para bajarla de cabeza y el otro para aparecer en el área chica y disparar. Pero el arquero Gastón Chiatti tapó el mano a mano. 

Sin embargo, fue sólo parte de un espejismo, ya que Las Palmas -también con un solo punta y mucha gente en el medio- empezó a cortar los caminos, presionó bien y neutralizó a los mejores jugadores del local. 

Sin opciones de pase, César Ariel Quiroga estuvo solo en el medio y el equipo quedó cortado, de tal manera que los pelotazos se hicieron frecuentes. 

Para los enganches Juan Aimar y Juan Valle, el balón fue un avión que se perdió entre las estrellas. Y para Martínez, la lucha cuerpo a cuerpo lo fue desgastando.

De todas maneras, Las Palmas no supo trasladar la supremacía al arco contrario; tuvo recuperación, pero careció de profundidad, más allá que hacía negocio.

De tanto ir sin poder penetrar, el visitante dejó algunos espacios que Alumni intentó usufructuar de contragolpe, aunque lo más claro estuvo en Quiroga, quien a los 38 minutos dejó a un rival en el camino y remató a colocar, pero la pelota dio en el palo. Ahí pareció que Alumni se animaba, a tal punto que luego Gonzalo Gaydou mandó un cabezazo por encima del travesaño.

De todas maneras, Las Palmas era más claro en su propuesta de trabajar colectivamente el partido. Y tanto machacó que, a los 43 m, el insistente Nicolás Ibáñez se filtró por derecha y mandó el centro que el delantero Rodrigo Olivera transformó en gol, con un cabezazo abajo.

Apenas recibió el gol, Alumni entendió que debía ir más al frente. Y el abanderado fue Quiroga, quien acompañó el ataque siguiente y se filtró en el área, donde fue derribado por Ibáñez. Entonces Martínez convirtió desde los 12 pasos y Alumni acomodó rápidamente el tanteador con el 1 a 1, antes del final de la primera etapa.

Sin embargo, en el complemento, Alumni volvió a mostrarse errático para controlar la pelota. 

No apareció Aimar y menos Valle, como así tampoco la salida del fondo fue limpia.

Las Palmas, que había mermado un poco en su presión más adelante, aprovechó una oportunidad a los 12 minutos, con un nuevo centro perfecto de Ibáñez y un cabezazo del central, Facundo Orellana, que no encontró respuesta positiva en el arquero Rodrigo Valdez. Y así el visitante pasó nuevamente al frente (2-1).

El gol fue una carga pesada que Alumni no supo sobrellevar porque careció de juego asociado y corto, jugó más rápido que la pelota y dividió en la mitad de la cancha, donde Las Palmas esperaba para cortar con criterio. Encima, el arquero Chiatti sacó muy bien un cabezazo de Yocca, tres minutos después del gol de Orellana.

Aunque Maldonado metió cambios para sumar gente arriba (Barbuio, Depetris y más tarde Gutiérrez), Alumni siguió en la misma tónica, con el cerebro “congelado”, casi como todos los que se animaron a desafiar la noche para ir a la cancha.

De contragolpe, Las Palmas lo pudo haber liquidado antes, pero un remate del ingresado Kevin Chirivino (joven que pertenece a Talleres) se estrelló en el palo.

Alumni sólo tuvo una oportunidad para empatarlo y fue con un cabezazo de Depetris que salió desviado.

Así, todo le quedó muy lejos, tan lejos como el nivel que tuvo entre un partido a otro. Tan lejos como la última vez que supo festejar en la “Placita”. 

 

El árbitro