La presencia de Argentina en la ciudad chilena de La Serena alteró un poco un ambiente que acostumbra a estar en calma. Los hinchas albicelestes no tardaron en hacer demostraciones de amor hacia su camiseta. La Copa América es la nueva ilusión.
La pacífica ciudad perdió un poco su tranquilidad habitual, cuando el grueso del contingente argentino puso pie en Chile. Ya los shopping mall y la zona del faro, punto característico de la zona, se vieron inundados de camisetas celestes y blancas, que al grito de “Vamos, vamos, Argentina, vamos, vamos, a ganar” se iban imponiendo en el ambiente. La brisa del mar propagaba los gritos de aliento. Es decir, cuando Argentina se presenta en alguna parte del mundo, es imposible no imaginarse que esté acompañada.
Entonces, aquellos valientes que buscan sanar en parte la herida que dejó el subcampeonato en Brasil 2014 lo mismo cruzaron la cordillera, para buscar revancha. En avión, en auto, colectivo e incluso algunos locos a dedo, cualquier medio de locomoción para ver jugar a Messi y compañía.
Y hubo de todos los rincones: Río Gallegos, Ushuaia, Mendoza, San Juan, que aprovecharon el fin de semana para darse una vuelta por Chile y alentar a Gerardo Martino y su nuevo ciclo. La Copa América es la mejor excusa para refrendar amor y volver a poner a prueba el corazón.
Pagando una reventa de 100 ó 200 dólares, aquellos que sin nada se aventuraron a llegar a La Serena consiguieron su ubicación. Un correntino la obtuvo por 800 pesos argentinos. Córdoba no podía estar excluida de esta fiesta: desde Las Varillas, Villa Allende, Carlos Paz y la Capital tuvo sus embajadores.
El estadio de La Portada, que alberga a 18.500 espectadores, fue albiceleste. Casi ocho mil hinchas argentinos recibieron a Martino y sus pupilos, sin dejar de alentar. Ya en las calles el latido se hacía sentir de manera incesante. La ebullición llegó con el Himno y ni hablar con el correr de los minutos.
El año pasado fue Brasil. Ahora es turno de Chile. En cualquier lugar del mapa, donde lo indique el globo terráqueo, va a haber un argentino. La selección nunca puede sentirse sola. En La Serena eso quedó bien claro. No importa una final perdida si esto se trata de estar enamorado.