Ayer concluyó el 12º Congreso de Educación del Centro del País que se llevó a cabo durante dos jornadas en el Teatro Verdi y del que participaron más de 600 docentes de toda la región.
A lo largo de las jornadas, distintos profesionales estuvieron a cargo de las exposiciones, siempre tomando como eje central el lema de esta edición: “Educar desde el lugar del otro, la responsabilidad pedagógica”.
Mónica Coronado, docente de la Universidad de Cuyo, expuso sobre “la autoridad pedagógica como vínculo de protección y cuidado”, mediante la cual planteó la situación de crisis actual que existe respecto al ejercicio de autoridad de docentes y mayores para con las nuevas generaciones.
“Se plantea que hay una crisis de autoridad, falta autoridad en el plano político, en el plano pedagógico, escolar, y esa falta de autoridad afecta el desarrollo de las nuevas generaciones, de los niños y adolescentes y muchas veces se culpabiliza a los chicos”, sostuvo, e hizo referencia a que los adultos “se la pasan diciendo que los niños cada vez vienen más desobedientes, pero no es así; en realidad, lo que está fallando es la función del adulto”.
Que esto suceda, consideró, “es responsabilidad principalmente de la familia, que es el ámbito de desarrollo y que luego se traslada a la escuela”. “Entonces hay un déficit en la función del adulto, que es quien marca la pauta y orienta en un espacio que se ha democratizado y la gente no sabe cómo ejercer la autoridad, no sabe si se extralimita de autoritario o si falta. Tenemos un problema de no saber encontrar el punto medio”, consideró la docente universitaria.
A este punto se llegó, “por un cambio enorme en nuestra cultura”. “Por una parte por una mayor simetría de las relaciones, lo que es bueno, pero, por otra parte, por la pérdida de la función de educar y, aparte, el incremento de comportamientos muy narcisitas por parte del adulto, que está más preocupado por sí mismo y la propia vida, que por cuidar y proteger a quienes está criando. Eso generó una serie de rupturas y en ese contexto tenemos que educar ahora”, añadió Coronado.
La docente planteó que la autoridad debe ejercerse “a través de generar confianza, respeto y manejar la firmeza y la claridad de por qué y para qué uno tiene autoridad; la tiene para proteger al que está desarrollándose”.
La docente no duda en afirmar que “se ha perdido el respeto hacia el docente, pero también el respeto hacia los niños y adolescentes”, y justificó esto diciendo: “Porque la gente no los soporta a los niños ahora, pero son los niños que nosotros hemos generado, entonces estamos generando niños que después no aguantamos. Es un problema que, en realidad, no es de los niños y se los culpabiliza de algo cuya responsabilidad es de los adultos”.
Dificultades en el aprendizaje
Por otra parte, Nora Dolagaray, docente de la cátedra de Psicopedagogía de la Universidad Nacional de Córdoba (UNC) que estuvo a cargo de la segunda exposición de ayer, planteó que “las dificultades de aprendizaje que tienen los niños en la escuela nunca son específicamente del niño, también son dificultades que tocan a la maestra, a la institución, a las políticas educativas; es un problema complejo”.
“Entonces, hay que ver desde dónde lo abordamos. En general, lo que explican es que el niño es en función del ambiente en el que se está desarrollando y más de una vez lo que se hace más urgente son precisamente los ajustes en los ambientes, ya sea familiar, escolar, sociocultural”, resaltó.
A su vez, reconoció que “lo que puede ocurrir es que detenta una diferenciación el niño que viene de un sector muy desfavorecido, porque no hay puentes culturales entre lo que la escuela le pide y lo que es su mundo, su perspectiva cultural, entonces evidentemente cuando se piensa en la escolarización desde un modelo homogeneizador, ese niño va a fracasar, y el problema es que en los sectores más desfavorecidos es más probable que fracase”.
Esto se agrava, añadió, porque “además es como que la población escolar va aumentando más para ese lado que para los sectores más favorecidos”.