Escribe: Pablo Luna Broggi

 

Poco puede cronicarse de un partido cuando no pasó absolutamente nada. 

En sintonía con casi los demás choques de cuartos de final de la Liga doméstica, Hipólito Yrigoyen no pudo quebrar la firme defensa visitante y apenas pudo conseguir un empate sin goles que lo deja con varias incertidumbres de cara al cotejo definitorio que decidirá si consigue jugar las semifinales del torneo.

Igual de confundidos, preocupados y fastidiados deben haber quedado los dirigidos por Bernadó luego de la pobre actuación en tierras tiopujienses.

El balón era maltratado en mitad de cancha, producto del nerviosismo y la imprecisión de los encargados de manejarlo. Una y otra vez se sucedían los yerros de un lado y  otro, y la tribuna se exasperaba. El nivel de juego era bajísimo. La intención del local en busca de la apertura del marcador era levemente superior, pero no alcanzaba para batir la seguridad de Picotti y Jacobi.

Universitario sufría la falta de su generador de juego: Christian Fernández. Para peor, Fassi y Bonaveri, sus remplazantes naturales, también estaban lesionados, por lo que se le hacía bastante complicado al conjunto villamariense hilvanar una situación de peligro clara. Desde el medio la “U” tenía salida por las bandas mediante Antonino y Acosta, pero luego se les “quemaban todos los papeles” al estar ausente ese vital nexo creativo que le posibilite a Pratto y a Barengo centrarse en la definición y no tanto en la elaboración de la jugada.

La primera aproximación con peligro fue para el local por medio de un preciso tiro libre de José Demichelis que Simón Mellano se encargó de despejar sin complicaciones.  Por su parte, la “U” también pudo llegar a través de una pelota parada, pero recién a los 36 minutos, cuando un centro de Yamil Elhall encontró la cabeza de Pablo Picotti, pero el central elevó su disparo demasiado alto.

El cabezazo del defensor universitario bajó el telón de las emociones de una primera mitad que alentaba el bostezo.

La vía aérea fue el arma más letal que tuvo el visitante para lastimar a su rival. A los 6 minutos, Carlos Jacobi tuvo la más clara del partido, pero David Paoletti esfumó sus esperanzas de gol de manera milagrosa.

Promediando los 20 minutos del complemento, llegó la jugada más polémica de la tarde. Jacobi y Nievas saltaron a disputar un balón y el delantero local acusó un codazo en su rostro inmediatamente. El juez no cobró la falta en el momento preciso y luego debió cortar una jugada de peligro del “Diablo” justamente para cobrar la infracción. Esta situación sacó de las casillas a todo el plantel rojo que de tanto protestar debió conformarse con seguir el cotejo sin su entrenador Germán Vicario.

Luego de este infortunado hecho Hipólito Yrigoyen no pudo mantener el ritmo dinámico que mostró en la primera mitad y mermó su producción ofensiva. A partir de allí, y con el acertado ingreso de Rivera, Universitario comenzó a encontrar espacios que capitalizó mediante disparos de Tottis y Pratto que finalmente no llegaron a buen puerto.

A partir de los 30 minutos de la segunda mitad ya nada pasaría. Los jugadores pensaban más en el cotejo de vuelta que en el que estaban disputando. El cansancio era evidente y el fastidio nublaba la vista y el pensamiento de los protagonistas.

Acertadamente el árbitro, de floja labor, terminó el bodrio apenas el cronómetro marcó los 90 minutos exactos.

Ambos equipos, no se sacaron ventaja y esperarán el duelo de vuelta a disputarse en Villa María. La lógica inclinaría la balanza hacia el dueño de casa justamente por la condición de tal, aunque el diablo tiopujense sabrá que jugando como lo hizo ayer estará más cerca de conseguir el pasaje a semifinales que su rival.

 

La figura