Escribe: Héctor Cavagliato - Especial para El Diario
¡Casi nada! Una vida, una historia, la vigencia de una amistad plasmada en las inolvidables aulas de la Escuela del Trabajo Domingo Faustino Sarmiento ,donde los estudiantes aprendieron la convivencia, la solidaridad, el compañerismo, el altruismo y el amor al trabajo para aplicar la sabiduría que con excelencia les legaron sus maestros.
Hasta aquí podría ser comparado con otras experiencias de distintas escuelas, pero el caso que nos ocupa tiene el condimento especial de que hace 55 años, los egresados de 1960 se encuentran seguido para compartir con los maestros que tuvieron en las aulas y los talleres una mesa en la que el máster chef Miguel Mulinetti hace, también, las veces de anfitrión en su casa. Algunos se han ido al más allá y en la última reunión estaban los maestros que quedan: Alberto Campos, con sus 91 años, Aldo Tovo y Oscar González.
Pero esta vez hubo una sorpresa mayúscula porque, desde aquel egreso, uno de los compañeros se fue a vivir a Buenos Aires y nunca volvió a Villa María a reunirse con ellos. Obviamente irreconocible por los años, los kilos, la inevitable calvicie y las huellas que van dejando los almanaques, un día volvió, como el hijo pródigo, con una enorme carga de experiencias, optimismo, anécdotas e historias.
Nadie, pero nadie, lo reconoció en el encuentro. Con la complicidad de Mulinetti se lo presentó como un invitado especial, un empresario, un industrial, un profesional... hasta que el enorme abrazo que surgió con todos mezcló recuerdos, lágrimas y sonrisas que renovaron el afecto para el que el tiempo no pasa, aunque fueran 55 años...
Entones, el alma de poeta del dueño de casa lo inspiró para esta cuarteta:
"Es otoño, aún no es invierno y reunirnos es buena razón.
Cincuenta y cinco años sin vernos.
Con Darío “el Gringo” Strappazzón.