La tarea del defensor público es velar por los derechos de los acusados en causas federales y representar a las personas a las que los organismos nacionales no les garantizan el ejercicio de sus derechos.

En ese rol, Juan Carlos Belagardi, actual defensor público de Villa María, pasa de tener que representar a los acusados de delitos de lesa humanidad en la megacausa de La Perla, a tramitar amparos para que lleguen medicamentos a afiliados de PAMI.

“Sin defensa, no hay juicio. Por eso se garantiza que los acusados de todos los delitos federales, incluso los de lesa humanidad, tengan su derecho a defensa”, explicó el abogado que tuvo que representar a los acusados por los hechos ocurridos en el centro clandestino de detención La Perla.

Actualmente, integra la “unidad de letrados móviles para juicios de lesa humanidad en Córdoba”, por lo que puede ser llamado para continuar en esa función si alguno de los letrados tiene inconvenientes para continuar.

El otro ámbito penal donde tuvieron mucha actividad es en el del tráfico de drogas. “Pero desde que el Gobierno de la Provincia de Córdoba desfederalizó las causas de drogas, es muy poco lo que hacemos en el fuero penal. Ahora estamos más abocados a lo Civil, a atender las necesidades de la gente vulnerable, que tiene reclamos a obras sociales u otros organismos nacionales”.

Desde que ocupa la oficina de la calle 25 de Mayo no sale de su asombro por la cantidad de causas iniciadas. “En Bell Ville, donde me desempeñé hasta la semana pasada como defensor público, tenía un sólo amparo por iniciar porque la mayoría de los casos los resolvíamos gestionando. Acá hay 70 amparos presentados por gente de Villa María y de muchos pueblos de la región”, puntualizó.

Belagardi ingresó como empleado al Poder Judicial casi por casualidad. “Mi papá era mozo en un bar (Moncada), donde almorzaba un juez. Un día, le preguntaron si no conocía a un chico para trabajar y mi papá le dijo que sí. Así entré”.

Ese juez le recomendó que dejara el profesorado que estaba estudiando e iniciara la carrera de Abogacía. Le hizo caso y con mucho esfuerzo, viajando en colectivo tres veces a la semana, hizo la carrera sugerida. “Salía  de Tribunales, tomaba un colectivo en Bell Ville para llegar a Córdoba, asistía a clases y regresaba a las 3 de la madrugada para trabajar al día siguiente.

Tras recibirse de abogado, siguió su carrera judicial en Bell Ville hasta que fue nombrado secretario letrado de la Defensoría General de la Nación, cargo que tiene actualmente.

“Es importante que la gente venga cuando tiene un problema con un organismo nacional. Están abiertas las puertas de la Defensoría”, concluyó.

 

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