Esta noche, desde las 20.30, en el salón del Centro Cultural Ernesto Cacciavillani, la Escuela de Música y Banda Infanto Juvenil Municipal celebrará sus primeros cinco años de vida, acompañada de músicos amigos, familiares y vecinos que ya le dan el merecido significado a este proyecto.
Serán parte de esta velada-agasajo la Banda Infanto Juvenil Municipal de Morrison, la Banda y Escuela de Música de Villa María que dirige Sergio “Pelado” Alonso, con su propuesta y Heber Sarmiento brindará algunas canciones.
“Somos nuevos y recorremos el camino del aprendizaje, pero la música es muy importante para el ser humano, hay que dejar que la música te lleve, es como escribir, la música te hace mejor persona”, sintetizó Mauro Sánchez, responsable de dirigir la escuela y banda. Precisamente, el director actual es quien presentó al por entonces intendente Ludovico Juan Anastasía el proyecto y tuvo el visto bueno que se traslada en el tiempo con la gestión de Orlando Brusa en el municipio, por lo que agradeció “el apoyo incondicional de siempre”. Pero ese respaldo lo vivió con toda intensidad cuando abrió las puertas de la escuela y 120 niños y jóvenes se inscribieron, comenzaron a posar sus dedos en cada instrumento y si bien con el tiempo el número se redujo a 80, las satisfacciones “se renuevan día a día: con donaciones, cuando se llega un chico esperando tocar la guitarra o la batería y ve que puede tocar la trompeta, le gusta, se compromete... No hay nada más lindo que ver a un niño aprendiendo, ensayando solo en su casa, porque está en su mundo”.
Hoy son 47 los integrantes del conjunto y unos 25 forman parte de la banda. Sánchez está acompañado de Fernando Hemadi (profesor de la Universidad Nacional de Villa María oriundo de Monte Buey) y Geremías Gutiérrez (profe de percusión), a los que se podría sumar en los próximos días Joaquín Aguilar, para enseñar acordeón.
Es que se puede aprender a tocar más de una veintena de instrumentos, pero el caso de Leonor, la niña de 9 años que mueve su mano saltarina y estira el bandoneón es una de esas satisfacciones a las que hace mención el director. “Ya se anotó una niña más, de 10 años, justo acá en la tierra de Rubén Juárez”, un prócer local del fueye del que parte de sus cenizas están guardadas en el portal del Centro Cultural.
“Muchos chicos se acercan a aprender guitarra o batería, porque ven mucho ese instrumento, pero después se dan cuenta de que pueden tocar el saxo o la trompeta. También cuando voy a una escuela trato de mostrar eso, mostrar que no es complicado como les parece y cuando ven que pueden hacerlo, va uno y lo siguen otros”, contó Sánchez.
Vale mencionar que el director recaló en el pueblo donde vivieron sus abuelos, quienes luego se trasladaron a Oncativo y allí nació, pero con el paso del tiempo su carrera lo llevó a esta localidad donde está marcando su huella. Sánchez es egresado del Conservatorio Felipe Boero e inició la carrera de Música en la UNVM (tres años), sin completar.
El repertorio
“Se arma de acuerdo al público, tenemos los clásicos y también otros más populares como Qué rico el mambo (Dámaso Pérez Prado) o Pichi Maiken (que escribió el villamariense Pablo Toranzo para la Banda de Ballesteros) o también los que escribieron para nosotros Alexis Galfré y Exequiel Infante, o Geremías Gutiérrez o yo... Porque de eso también se trata, de dirigir, enseñar, componer, de explotar nosotros”, dijo Sánchez. Sin embargo, ancló en que “la idea principal es que la banda tiene que tocar. Se acomoda en esa premisa de que los chicos puedan tocar”.