Tenemos que hacer memoria
Hace algunas semanas la UNVM fue sede de un importante encuentro sobre ordenamiento territorial hacia el año 2030. Allí, especialistas en la materia hablaron sobre la necesidad de contemplar las posibilidades de expansión para albergar a una mayor cantidad de personas evitando conflictos entre lo urbano y los ecosistemas naturales.
En ese espacio se estimó que Villa María incorporará en los próximos años a más de 35 mil nuevos habitantes. Según el último Censo Nacional, realizado en 2010, la ciudad contaba ese año con más de 80 mil habitantes permanentes. Si a ese dato le incorporamos el crecimiento poblacional que se dio naturalmente en los últimos cinco años y la población de paso que se incorpora a diario a la ciudad, estamos hablando de una población total que supera ampliamente los 90 mil habitantes.
El crecimiento demográfico impacta directamente en el desarrollo de la construcción. Y para tener una referencia alcanza con revisar las últimas estadísticas que determinan que en los últimos meses la construcción no ha parado de crecer en la ciudad. Pero, ¿es posible pensar en el crecimiento sin un desarrollo que permita brindar calidad de vida a los ciudadanos? ¿Puede resolverse un debate que busca incorporar problemáticas que estuvieron silenciadas por años en una coyuntura pre electoral?
De acuerdo a lo que se puede leer en el Manual de Uso de la Planta Depuradora de Líquidos Cloacales de la ciudad de Villa María, se entiende que ésta es “un sistema completo para el tratamiento y disposición de los líquidos cloacales domiciliarios provenientes de la ciudad, diseñado para cubrir los requerimientos estimados para un período de 20 años con una población futura de 95.779 habitantes”. Ahora, si cruzamos este dato con lo que decíamos anteriormente y le incorporamos que la Planta está emplazada en un predio de 42 hectáreas, del cual las piletas ocupan un 60%, podríamos concluir que es necesario redoblar los esfuerzos para encontrar soluciones a futuro. Es decir: resolver el presente, pero con una proyección que contemple el crecimiento y el desarrollo acompañado por brindar calidad de vida a las poblaciones actuales y futuras, de la misma manera que se pensó cuando se diagramó y ejecutó este proyecto.
En eso no podemos negar que desde el 10 de diciembre de 1999 a la fecha se trabajó bajo este axioma. Dejando de lado proyectos mezquinos e individualistas, la ciudad y sus habitantes nos superamos para ingresar a un cambio de paradigma en el que predomina la construcción colectiva. Y como ejemplo podemos decir que en 1999 un 60 % del territorio de la ciudad contaba con el servicio agua y cloacas. Hoy este porcentaje alcanza a la totalidad de la población, incluyendo aquellos nuevos espacios hacia los cuales se fue expandiendo Villa María.
Tampoco podemos olvidar que desde 1965, año en el que dejan de funcionar los precolares de Obras Sanitarias de la Nación, hasta la inauguración de la Planta Depuradora en 2011, ningún gobierno se ha preocupado y ocupado de la temática y muchos silenciaron el impacto ambiental que tenía el arrojar líquidos cloacales al cauce del río Ctalamochita. Ahora, a meses de las elecciones provinciales que posicionan al intendente de la ciudad, Eduardo Accastello, como el próximo gobernador de la provincia, parece que muchos se acuerdan del medio ambiente, de los vecinos, los servicios y la ciudad.
Como siempre digo, tenemos que hacer memoria y a los diferentes sectores políticos que intentan ensuciar una gestión con críticas infundadas les propongo que presenten proyectos superadores y sin chicanas se expongan al veredicto democrático de los ciudadanos a través de las urnas y, luego de eso, desde el lugar que les toque ocupar comiencen a delinear los programa que consideren necesarios para superar lo mucho que se consiguió para Villa María y los villamarienses en estos últimos 15 años.
Daniel Climaco (concejal)