La cooperativa fueguina Coopcar tiene ocho años y está integrada por diez carpinterías que comenzaron a trabajar juntas ante la necesidad de laborar la madera seca y de buena calidad.
Según su presidente, Santiago Vallejos, "los fueguinos somos mezquinos, pero con el tiempo nos dimos cuenta de que uniéndonos íbamos a poder tener más fuerza y capacidad de producción. Si bien no estábamos desesperados por necesidad de trabajo, evaluamos el riesgo de no poder cumplir con los pedidos por falta de equipamiento y madera seca", cuenta.
Coopcar trabaja madera lenga fueguina, que es una madera autóctona de la cordillera patagónica de muy buena calidad, color blanco amarillento, levemente rosado, de textura fina, relativamente pesada y resistente, fácil para trabajar y terminar. En la actualidad se la utiliza en la construcción en forma de aberturas y revestimientos, además de muebles de baño y cocina, interiores de placares, molduras y mobiliario de interior.
Además, la cooperativa cuenta con un terreno de dos mil metros cuadrados donde construyeron un galpón para la misma, equipado con máquinas, un sector para el secadero y una cámara de lustre. Además, los compañeros colaboraron entre sí para que algunos asociados puedan construir sus galpones dentro del mismo predio de la cooperativa.
"Como la intención no es la especulación inmobiliaria, es más sencillo para los laburantes tener su espacio, de esta manera logramos tener un sitio donde trabajar correctamente el material", explica el asociado Jorge Madril.
Dentro del galpón hay máquinas que son de cada uno de los carpinteros y otras que son comunes. "Si no hubiéramos trabajado colectivamente, nunca habríamos podido tener estos espacios que fueron inversión propia y haber contado con el apoyo del INTA Ushuaia, que fue determinante para nosotros", afirma Vallejos.
En la actualidad, Coopcar necesita de manera urgente la instalación de gas, que hoy escasea en Ushuaia y que tiene prioridad en el turismo. "Pensamos que ahora que se está instalando el nuevo gasoducto podremos poner en marcha el secadero de madera. En este momento nos está faltando un estudio de impacto ambiental para poder hacerlo", comenta el presidente de Coopcar.
Para los integrantes de la cooperativa poder conocerse les dio la posibilidad de contar con herramientas y materia prima para realizar cualquier trabajo. "Hoy nos vamos complementando entre todas las carpinterías, nos prestamos todo. Si a uno le falta una madera y otro la tiene, la presta y se ve cómo se devuelve. Tenemos un local a la calle donde comercializamos muebles y aberturas. Estamos contentos", explica Madril.
A través de la Federación de Cooperativas de Tierra del Fuego los asociados de Coopcar están comenzando a dialogar con otras cooperativas, ya que hay cuatro de vivienda que podrían articular trabajo común. “Nosotros podríamos hacer las puertas, ventanas y los bajomesadas. La incomunicación con el sector forma parte de los errores y falencias que tenemos que ir trabajando a través de la Federación para ir logrando converger en una integración productiva”, destaca Santiago.
La cooperación les enseñó muchas cosas, pero sobre todo a crecer y pensar en el futuro: "Juntarnos nos potenció, antes nos conocíamos todos, pero nos mirábamos de reojo. Así se lograron muchísimas cosas, pienso que éramos mezquinos. Nosotros no veíamos que colectivamente podíamos llegar a lograr cosas para fortalecernos todos. Cuesta un poco la gestión porque nosotros somos carpinteros, no empresarios, pero de a poco vamos aprendiendo. Hemos formado un buen grupo de trabajo, ya somos amigos y lo importante es que tenemos un objetivo claro. Estamos muy contentos," concluyó Santiago.