Trabajaba en la Terminal, en una de las jugueterías, la más grande, propiedad del señor Pablo Aimar.
Empecé el 27 de septiembre del año pasado y dejé de hacerlo en marzo de este año. Un día me robaron un parlante y el dueño me echó. Estuve cerca de seis meses y totalmente en negro.
Fui al Ministerio de Trabajo, expliqué que este señor tiene dos locales en la Terminal, ya que además de la juguetería tiene un local de bijouterie a nombre de la señora y seis empleadas en negro. Además, cambia dólares ahí mismo, con total impunidad, con un cartelito pegado en la vidriera.
Desde el Ministerio de Trabajo me dijeron que no podían hacer mucho con mi caso, pero que sí iban a ir a ver la situación porque no podía tener empleadas en negro así. El problema es que al tiempo me enteré que fueron del Ministerio y que les terminó pagando. Un tal Maldonado fue con una mujer y empezaron a hacerles preguntas a mis excompañeras, entonces rápidamente llamaron al dueño.
El llegó y llamó a su padre, abogado, mientras les tomaban datos sobre las chicas.
Le preguntaron en que horario trabajan las chicas y les dijo hasta las 12 del mediodía, cuando era cerca de la una, y obviamente era mentira porque nuestros horarios eran 8 horas de corrido. Dijo que las chicas trabajan de lunes a viernes, cuando lo hacemos de lunes a lunes.
Llegó el padre de Aimar, que es abogado, y cuando lo vio a Maldonado se abrazaron y dijeron que iban a arreglarlo afuera. Al rato entra el dueño y dijo que estaba todo arreglado.
Lo peor de todo es que Maldonado antes de irse le preguntó a las empleadas si alguna cobraba un plan del Gobierno, porque iban a aparecer por unos meses en blanco y lo iban a perder.
Las chicas que quedan trabajando no reciben ningún beneficio por estar en blanco porque es mentira, es sólo parte del acuerdo entre el dueño con el representante del Ministerio.
Cuando me enteré lo que pasó dejé de ir a la abogada del Ministerio porque es un desgaste que no me sirve para nada, pero este hombre tiene que aprender una lección.
Nos pagaba 21 pesos la hora y a raíz de que otra chica también le quiso iniciar juicio, un día nos empezó a hacer firmar una especie de recibo en un papel en blanco. Aimar terminó haciéndole un juicio a la chica por calumnias porque no sabía que los locales estaban a nombre de la esposa, Romero.
Yo a mi trabajo lo perdí, me echaron injustamente, estaba en negro, pero ya está. Pero no puede haber una persona que tenga dos locales con tantas empleadas en negro, cambiar dólares en la Terminal y que el Ministerio vaya a hacer una inspección y terminen yéndose como vinieron.
Ayelén Bejarano
DNI 35.224.362