La Escuela Ricardo Gutiérrez de Campo Maurino celebrará este sábado su cincuentenario.
Lo hará con un acto a las 17, en el local escolar, ubicado en las proximidades de Yucat.
En la ocasión, la escritora Mary Amaya presentará su libro “Más vale tarde- Recuerdos de una maestra rural”.
El programa se iniciará con la recepción de autoridades, y seguirá con el ingreso de la Bandera de ceremonias, entonación del Himno Nacional, lectura de salutaciones, palabras a cargo de la autoridad escolar, y de otros miembros de la comunidad. A continuación también habrá una representación artística y se descubrirá una placa recordatoria.
El mismo día, a las 22, seguirán los festejos con una cena y baile en el salón de Villa Fiusa. En la ocasión actuará el folclorista cabralense Italo Abel y su conjunto, en tanto que a la hora del baile la misión de amenizar con su música estará a cargo de la Banda Latina. Cabe mencionar que Abel actúa gratuitamente en todo festejo de escuelas rurales, y pone como condición solamente que le avisen un mes antes.
Los duros comienzos
Mary Amaya trabajó en dicha escuela 16 años, los “más hermosos” de su vida docente, según declaró recientemente a EL DIARIO.
“Si hubiese sido por mí, no me venía de allá”, dijo en alusión al establecimiento en jurisdicción de Arroyo Cabral. La salida obedeció a la desaparición de tambos en el inicio de la década del 80 que llevaron al cierre de la institución durante dos años.
Evocó que la inspectora le ofreció un lugar “en la creación de una escuelita en el campo”.
“En ese momento estaba separada, tenía los dos chicos y ni pregunté dónde era. ¡Las cosas que pasé para llegar! Pero las hacía con felicidad porque sabía que ahí iba a quedar”, recordó.
A los seis meses quedó como titular, en consonancia con la creación formal de la “Escuela Sin Nombre de campo Maurino”.
“Yo quería que la denominaran Juana Azurduy porque siempre fui una enamorada de ella. Enviamos una terna y un día llegó la resolución con la designación Ricardo Gutiérrez, un médico de niños”, recordó.
La escuela se levantó en un terreno donado por la familia Maurino. Empezó dando clases en el living del hogar de esa familia, con 13 alumnos. Después pasaron a la cocina de la misma residencia mientras la Cooperadora levantaba un galponcito, en donde al ser usado debían dejar el portón abierto para poder tener luz al dar clases.