Especial para
EL DIARIO
Colombia fue mayoría en las tribunas de Sausalito de Viña del Mar, el viernes por la noche, pero sin embargo Argentina pareció local. Los hinchas improvisaron con ingenio, y se hicieron sentir como en el Obelisco o la plaza Manuel Anselmo Ocampo de Villa María.
Alguna vez tenía que pasar. Pero sin embargo, al partido del color por más que tengamos algunas complicaciones, siempre somos candidatos a ganarlos. Somos cabeza de serie. Potencias. Y entonces, para contrarrestar la inferioridad numérica, el hincha argentino se hizo sentir desde la creatividad.
En Sausalito, y en las inmediaciones, como en todo Viña del Mar, el predominio absoluto era colombiano. Pero en fragor, nada supera a los argentinos.
Desde muy temprano, subiendo la pendiente cuyo destino es el Sausalito, la marea amarilla se imponía por la albicelestes, con las generosas curvas de sus señoritas y toda la pintura. Banderas, tinturas de pelo tricolor y guirnaldas adornaban a sus hinchas. Los argentinos, menores en cantidad, apelaban al instinto. A ese que en todas partes del mundo causa envidia.
Está claro que el favoritismo chileno fue para los “cafeteros”. En todo sentido. Pero no alcanzó para callar las gargantas argentinas. “Borombombón, borombombón, el que no salta es un traidor”, arrancaron cantando los criollos, para imponer presencia de entrada. Es que ser local no es ser mayoría, es hacerse sentir.
No faltaron los clásicos, esos que nunca pueden saltar. Ya se dejó atrás la agresiva e innecesaria canción de “Chile, decime que se siente” para imponer el ingenio con “Chi, Chi, chi, le le le, en el mapa no se ve”, que causó risas incluso entre los colombianos. Es que a pesar del fatídico 5 a 0 en el Monumental, no existe una rivalidad tan marcada como con otros países vecinos.
Entonces los argentinos no se dedicaron a cantar de manera antagónica. Aplaudieron al ex-arquero Sergio Goycochea cuando ingresó al estadio a realizar alguna nota e imágenes para la TV, y si, total, nadie con vida que lo haya vivido podrá olvidar los penales atajados en Italia 90. Revoloteando la camiseta, con el “Olé, olé, olé” que sale desde lo más profundo de los ventrículos del corazón, todo es más fácil.
En pasión, nada se equipara a los argentinos.
Y que importa si fuimos menos en Sausalito. Más gente no te garantiza más fiesta. Está claro eso. Por eso los argentinos somos los “cucos”. Vayan a buscar más si quieren: chilenos, brasileños, peruanos…ojalá todos juntos puedan sentir lo que sentimos nosotros cuando el túnel tiembla y el equipo sale a la cancha o cuando el estruendo final del Himno Nacional provoca alerta de terremoto en Chile, 7 grados escala Ritcher. Y con alerta de seguir latiendo…