-¿A pocos días de las elecciones, cuál es el balance que hace de la campaña?
-Muy positivo, estoy muy feliz, he aprendido muchísimo, he conocido realidades distintas, algunas muy dolorosas y otras muy esperanzadoras.
Estoy en un momento pleno de la vida, estoy en condiciones de entregarle toda mi energía a la provincia de Córdoba. Estoy con ganas de ser gobernador de Córdoba y creo que la gente lo percibe, así como percibe que hay candidatos que están agotados en las ideas, en los equipos, físicamente inclusive. Estoy con una gran motivación y dejando que Dios, el pueblo de la provincia y mi pueblo me puedan acompañar y darme la oportunidad.
-¿Es difícil ganar el 5 de julio, es casi una cruzada?
-Sí es difícil, es difícil porque venimos del interior y porque hay muy pocos antecedentes, sólo un grande como don Amadeo (Sabattini) lo pudo lograr. Es muy difícil, porque Córdoba tiene una estructura donde garantiza el statu quo para que todo siga igual. Nosotros, lo que queremos es que los pueblos avancen, que las ciudades tengas sus obras, que se generen empleos en el lugar donde uno vive y hay muchos intereses en juego.
Nosotros estamos convencidos que si algo logramos los villamarienses, es esa actitud de compromiso. La calidad de vida que nosotros tenemos es muy importante, cuando uno sale y ve otros lugares, reconoce lo que ha crecido Villa María.
Pero yo estoy convencido que Córdoba tiene una oportunidad, porque el 5 no se elige un gobernador, se elige un proyecto de vida para cada familia y si uno elige el pasado al que quiere volver está votando para atrás.
Y nosotros le ofrecemos a la gente el proyecto de Villa María que fue un proyecto de garra, de ganas, de brindar oportunidades a la gente.
Ese proyecto contempla también a un gobernador trabajando con un presidente, después de 32 años, Córdoba desde Angeloz hasta De la sota siempre trabajaron en contra de un presidente. Nosotros ofrecemos trabajar con el presidente.
-¿Sea quien sea el próximo presidente?
-Sea quien sea, por supuesto que yo estoy convencido que están dadas las condiciones para que sea Scioli-Zannini. Yo con De la Sota he trabajado muy bien, he hecho siete escuelas y un hospital, pero con Schiaretti no pude hacer nada, no hizo nada, vino una vez para ver el hospital y dijo que lo terminaba y lo terminaron dos años después.
“El dirigente no tiene que pensarse a sí mismo”
-¿El estar tan encolumnado al Gobierno nacional, no lo perjudica en Córdoba?
-Nunca miro las cosas que hago en función de si me perjudica o no. Miro desde la coherencia que tengo de saber si le sirve al pueblo.
Y a mí me puede haber perjudicado estar al lado del Gobierno nacional en el conflicto con el campo. Pero nunca dejé que los objetivos que se habían trazado los villamarienses se dejaran de cumplir. Y bajé 30 puntos en las encuestas en ese momento, pero hicimos todas las obras de saneamiento, de agua, de cloacas, de desagües, todo lo que teníamos que hacer.
El dirigente no tiene que pensarse a sí mismo, porque ahí es donde comienza a aburguesarse y le empieza a convenir la permanencia en el poder por el poder mismo.
El pueblo tiene que saber que al dirigente lo tiene que medir no por sus promesas, sino por lo que hace para la gente.
-¿Cuáles fueron los principales obstáculos que encontró en su campaña?
-Muchos. Un oficialismo que no quiso debatir, que no dejó votar a los jóvenes, que hizo una ley mordaza para que no hiciéramos publicidad en Córdoba capital. Un oficialismo que gastó mil doscientos millones de pesos en la campaña provincial y nacional. Que es una obscenidad como dice Cacho.
Creo que la gente se está dando cuenta que hay una gran inversión en publicidad. Nosotros lo hicimos caminando, en algunos lugares lo hice en bicicleta, en otros en sulky, pero soy así cuando me pongo las zapatillas, camino y sé que he dado todo lo que tenía, ha sido una experiencia maravillosa y sé que en algún momento voy a dormir (sonríe).
-¿Qué le aportó Cacho a la campaña?
-Le hace un aporte increíble. Cacho le aporta una humanidad a la campaña. Con Cacho he llorado escuchándolo hablar con la gente, por la profundidad que tiene y también le dio un matiz de alegría, de esperanza. Cacho descubrió una provincia que no conocía.
Creo que vino para quedarse en la política y le va aportar mucho a la sociedad. Es increíble lo que le pasa a la gente con Cacho.
La división del peronismo
-Siempre estuvo en el peronismo, desde joven, ¿cómo se siente ahora con la división del peronismo y que usted es parte de esta división?
-Siempre estuve y estoy en el peronismo. No se puede decir que se es peronista y dejar a los jubilados seis meses sin cobrar el aumento. Si sos peronista no podés dejar que la gente viva como vive en Córdoba.
Por lo tanto, creo que ellos hacen pejotismo, es el personalismo del peronismo, los lleva a esa instancia que siempre son candidatos y les faltó la renovación de la política como nosotros estamos haciendo acá con un hombre como Martín (Gill), o que podría haber sido José (Carignano), que son dos personas que se han ido potenciando y teniendo su propio nivel, su propio estilo, creo que eso le faltó al pejotismo en Córdoba. Ellos tendrían que haber dado unas PASO y nos contenía a todos.
Si ganaba Llaryora es la renovación, si ganaba Accastello es la renovación, pero Schiaretti no tiene ni ganas, ni actitud, está agotado, no tiene ideas. Pero claro, ellos en Córdoba tienen toda la prensa, todo el poder, todos los recursos.
Lo que me ha motivado es continuar haciendo política y voy a continuar haciendo política y caminando toda la provincia y generando conciencia y generando participación porque acá hay un dato muy fuerte de la realidad: desapareció el Frente Cívico y desapareció la UCR, es la primera vez que no va como Lista 3.
Córdoba Podemos continúa y es una nueva fuerza emergente que yo lidero.
El hecho que lideremos una fuerza que va a tener legisladores, intendentes, concejales es muy importante.
Hay una nueva fuerza emergente en la política y ese liderazgo no lo voy a dejar caer.
-¿Scioli le hizo ofrecimientos?
-(Sonríe.) Me ofreció ser gobernador de Córdoba y acepté.
-¿Y algo más?
-(Nueva sonrisa) Nada más.
-Ya que nombró a Martín Gill, ¿cómo tomó la decisión de elegirlo como su candidato a intendente?
-Siempre las decisiones son difíciles. Pero quien lidera un proyecto y en mi caso desde el año 1986, hace 29 años que lidero este proyecto, siempre tuve que tomar decisiones muy difíciles y las pienso mucho, pero cuando las tomo, continúo. Cuando tomo una decisión nunca me olvido de la máxima de Perón, primero la Patria, segundo el movimiento y por último los hombres. Y recordar esa definición me hizo equivocarme menos.
Creo que los dos, y había otros compañeros, estaban en condiciones de seguir transformando Villa María, pero yo a José quiero seguir teniéndolo al lado mío, porque debe haber pocas personas que entiendan tanto lo que es la gestión desde distintos lugares. Si soy gobernador quiero que esté mi lado y si quiere quedarse acá tendrá la oportunidad de ser el presidente del Concejo. Pero, estoy convencido que en algún momento José va a ser el intendente de esta ciudad y Martín, qué puedo hablar de Martín...
Elegir entre “excelentes”
-¿Qué pesó a la hora de tomar la decisión?
-Y uno tiene que decidir sobre la base de estrategias, sobre la base de lo que representa Villa María y Martín hizo un gran trabajo en la Universidad, en la Secretaría de Políticas Universitarias y ambos son dirigentes de lujo.
Y decidí entre los excelentes, dos excelentes seres humanos que respetan mi liderazgo, porque creo que mi liderazgo continúa. Lo mismo la presidenta tuvo que decidir y no fue fácil porque Florencio (Randazzo) es excelente y creo que se equivocó de no aceptar ser gobernador de la provincia de Buenos Aires y seguro que se va a arrepentir en el corto plazo.
No hay que irse del sistema, los que no aceptan las decisiones de los líderes nunca más vuelven. Eso está comprobado.
Entrevista. Nancy Musa
Fotos: Roberto Zayas