Escribe: Juan Manuel Gorno
El peso de la deuda por ganar de local fue bien entendido por Alumni. El equipo jugó muy bien en grandes pasajes, tuvo paciencia y, aunque terminó sufriendo, logró el objetivo trazado en Plaza Ocampo: le ganó 3 a 2 a Alianza de Coronel Moldes, un resultado que lo mantuvo en la pelea de arriba, por la quinta fecha del Federal B.
El criterio de sus jugadores más encumbrados, la búsqueda insistente, sin desesperación, y la simpleza en las resoluciones ofensivas fueron determinantes en el equipo conducido por Raúl Maldonado, que dejó una imagen confiable durante prácticamente 65 minutos, aunque el partido y el rival le dijeron en el final que nunca hay que dormir en los laureles.
Es que Alumni pasó de los lujos al sufrimiento en un partido entretenido, a pesar de que la siesta de los últimos minutos no desvirtuó su imagen de justo ganador. Y así lo premió la gente, con esos aplausos tan esperados en el final de la tarde.
Sin ser agresivo en sus avances, igual Alumni ejerció supremacía desde el arranque y no empezó ganando rápidamente porque el arquero Sebastián Airaudo, a los 3 minutos, sacó casi desde el piso un cabezazo del delantero Leandro Martínez.
La jugada marcaba la tendencia, con el equipo desbordando por afuera con el criterio de Cristian Garraza -por derecha- y la velocidad de Maximiliano Villa -por izquierda- y acechando por adentro con la movilidad de Juan Aimar casi como único enganche, teniendo en cuenta que Juan Valle, esta vez, acompañó más en ataque al nueve, siendo un media punta.
Alianza quiso apretar sobre la salida de los defensores, pero éstos no se desesperaron como en otras oportunidades, cuando tiraban pelotazos sin destino. Entonces el equipo tuvo control de pelota y de juego, se ordenó debidamente y llegó al gol por claridad.
La sapiencia de César Ariel Quiroga fue clave. A los 25 minutos el centrocampista amagó con rematar al arco, abrió para Villa y desde allí surgió el primero, ya que el volante remató y la pelota se desvió. Y el rebote le quedó a Juan Aimar, quien se dio vuelta en el área y definió perfecto, al palo más lejano del arquero.
Alianza no tuvo respuestas y, entre sus indecisiones, otra vez el “Bujía” mostró su clase; le robó la pelota a Rivadero, en la mitad de la cancha y habilitó muy bien a Martínez, quien picó entre los centrales y, ante la salida del arquero, metió un toque suave y de emboquillada para establecer el 2 a 0, a los 29 minutos.
Hasta allí, Alumni se floreaba. No sólo había conseguido poner en órbita a los goleadores de esta temporada (Aimar y Martínez), sino que también acentuaba el juego criterioso, dominando en todos los aspectos. Jugaba tan bien que Alianza prácticamente ni orilló el área rival hasta el final de la primera etapa.
Contrariado por la actuación de sus dirigidos, Néstor Billalva cambió para la segunda parte. Sacó a Juan Reynoso (prácticamente desaparecido del partido) y metió dos delanteros más para modificar el esquema y la búsqueda.
Sin embargo, Alumni siguió con el monopolio de la pelota y nuevamente “Bujía” Quiroga entró en acción para generar otra conquista, cuando a los 11 minutos recuperó una pelota en la mitad de la cancha y dio otro pase sensacional para Juan Valle, quien encaró solo y rubricó el 3 a 0 con un toque al primer palo.
Innecesario
La goleada sacaba a relucir los “olé, olé” del público villamariense, como si todo hubiese acabado en fiesta. Pero faltaba mucho. Y el tiempo y el propio Alumni no tenían buenos antecedentes en Plaza Ocampo.
De a poco, el equipo perdió el encanto, no mejoró con los cambios y dejó crecer a Alianza, que generó sólo una gran maniobra colectiva a los 17 minutos, cuando el colombiano Ariel Ramírez se filtró por derecha y envió un tiro que se desvió en Nahuel Caler. Así llegó el primer descuento de la visita.
En lo demás, Alianza buscó con centros largos, invitado por la presencia de un lungo, Rodrigo Arneodo, que había ingresado junto a Ramírez para cambiar el ataque.
El grandote tuvo tiro apenas alto y un cabezazo que pegó en el travesaño, como clara muestra de que Alianza se levantaba.
A los 33’, en un tiro libre, todo Alumni fue a buscar a Arneodo, el arquero Rodrigo Valdez quedó a mitad de camino y la pelota le quedó boyando a Rivadero, que estableció el 2-3 y alarmó a propios y extraños.
Así, Alumni terminó sufriendo y, aunque tuvo la posibilidad de asegurar el resultado (Garraza tiró apenas desviado una pelota tras centro de Villa), debió esperar con angustia el pitazo final, innecesariamente.
Quizás ese susto del final obligue al equipo a seguir achicando el margen de inocencias, más allá de que los festejos en el cierre del partido fueron parte de una victoria merecida. El segundo triunfo al hilo de Alumni, que no es poco después de tantas temporadas de nada.
El dato
Hasta el final del primer tiempo de ayer, todos los goles de Alumni habían sido convertidos por Leandro Martínez (lleva 5) y Juan Aimar (3). Juan Valle, en el segundo tiempo, esta vez también empezó a marcar en el arco del frente.