Pocos días después de que un grupo de frentistas descubrieran, análisis mediante, la excesiva presencia de arsénico en el agua que consumen, un grupo de vecinos se autoconvocaron ayer, en el centro vecinal del barrio Rivadavia, para analizar la temática.
Los índices de potabilidad del agua de la ciudad, las diferencias entre los valores que se toman en cuenta para determinar si está contaminada o no y los comentarios sobre varios casos particulares fueron los tópicos abordados durante la reunión vecinal y motivo de intenso debate.
Uno de los casos que causó mayor impacto fue el de tres vecinas del barrio Santa Ana, cuyos análisis arrojaron valores entre los 0,175 y 0,250 miligramos de arsénico por litro de agua. Es decir, cientos de veces más que lo permitido y establecido por el Código Alimentario Argentino, la Organización Mundial de la Salud y hasta la ex Dipas.
Vale rescatar que del encuentro participó el ombudsman local Ricardo Borsatto que informó las acciones que se vienen llevando a cabo desde la Defensoría del Pueblo para dilucidar la preocupante cuestión.
Entre las mociones que volverán a ser analizadas por los vecinos durante la semana próxima, está el convocar a autoridades municipales y de las cooperativas de agua para conocer sus posturas.
Otro de los reclamos más escuchados entre los presentes apuntó a que los responsables, locales y provinciales, del suministro de agua arbitren los medios para que el nivel de contaminación disminuya.
La confusión crece. Los análisis denotan índices alarmantes. Es momento de que alguien aporte soluciones.