La fría ciudad chilena de Concepción pareció ayer vivir su verano más intenso. Transpiración, sudor, sol imponente en un cielo celeste y blanco, cualquier tipo de metáforas con los colores sagrados de la camiseta de la selección argentina pueden emparentarse con la atmósfera que retumbaba en el estadio “Alcaldesa Ester Roa Roballego”. Y claro, tanta presencia de argentinos, sincronizados en aliento y pasión, te pueden alterar cualquier sistema climático. Y eso que amaneció con un grado de temperatura.
Pero antes del mediodía, ya aquellos que desafiaban al ambiente gélido con campeones al estilo esquimal y bufandas polares, tuvieron que cambiarlos por prendas más livianas. Las camisetas albicelestes plagaron las plazas cercanas, y el grito de batalla era el tradicional homenaje a las islas del sur: “Esta es la banda loca de la Argentina, la que de las Malvinas nunca se olvida”, con el Tula, histórico primer hincha de la selección (12 mundiales a sus espaldas) coordinando el bombo. Todos lo seguían, como lo hacemos aquellos que empuñamos la esperanza detrás de la camiseta de Lionel Messi.
Y pensar que muchos imaginaban la semifinal ante Brasil, pero los guaraníes lo mandaron a sus casas temprano. Todo argentino sueña con golear a la “Verdeamarelha” siempre y en cualquier circunstancia, por eso muchos de los que llegaron para esta instancia soñaba con el desquite con el clásico rival, que nos superó en los últimos enfrentamientos por Copa América (desde el 95 en Uruguay, pasando por el Paraguay 99, a las finales de Perú 2004 y Venezuela 2007) , pero se escaparon, quizás por temor un mayúsculo ridículo.
La bruma o niebla acompañó durante casi todo el partido, por la cercanía costera de la ciudad al océano Pacífico. La temperatura bajaba en la ciudad pero en el estadio, aumentaba. Casi como un volcán en erupción, sobre todo cuando sonaron los himnos. Estruendo total. Argentina tiene su mejor calefacción en las tribunas. Así de fácil.
De las 34 mil personas, más de la mitad eran chilenos, alentando a Paraguay, palpitando el duelo del que saldrá su contrincante en busca del trono continental. El resto, argentinos. Y se hicieron valer, como siempre. Con el corazón, aunque sea uno se hace sentir como miles.