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1 de Julio de 2015
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Los lectores también escriben
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Acerca de los sábados y domingos
A través de la presente quisiera pedirle permiso para aclarar el tema de un artículo expuesto en la página 11 de la publicación del pasado domingo, que lleva como título “El domingo no es para el hombre”, dirigido a la comunidad cristiana de nuestra ciudad.
El artículo en cuestión se refiere al día de reposo que Dios creó para que el hombre descanse de sus obras y tenga comunión con él.
Este día bíblico es el séptimo de la semana (sábado), creado por Jehová, nuestro Dios, en la misma creación del Universo (Génesis 2:3), donde lo bendijo y santificó.
Cabe aclarar que para entonces el pueblo judío no existía aún, o sea, que no fue creado para ellos solos, como dice el artículo.
El sábado, como el matrimonio, son las dos primeras instituciones de Dios en su creación y son de carácter sagrado.
Este día fue instituido por Dios como recordatorio o “monumento” a la creación y nos distingue como verdaderos hijos suyos, al respetarlo (Ezequiel 20:12).
Dios rescata al pueblo judío de Egipto porque allí estaba su descendencia, de donde provendría Jesús (ver genealogía de Jesús en Lucas 3:23) y hace pacto con ellos en el monte Sinaí, donde les da los 10 mandamientos con que debían regirse en la adoración hacia él y la convivencia entre ellos (Exodo 20).
Entre estos mandatos está el de guardar aquel recordatorio de la creación y el descanso de las tareas semanales (Exodo 20:8), el sábado.
Por desobedecer estos mandatos el pueblo judío padeció guerras, hambre, destrucción, esclavitud y destierro. Debido a esto, las nuevas generaciones optaron por ser estrictas con el cumplimiento de la ley. A tal punto que este mandamiento (el del sábado) poseía aproximadamente 119 preceptos, inventados por los líderes religiosos que lo convertían en una carga para el pueblo.
Cuando Jesús comienza su ministerio terrenal, la mayor controversia con los líderes judíos fue ésta. El haber convertido al pueblo, esclavo de la ley, cuando debía ser algo natural que mostrara lo que es lícito hacer y lo que es ilícito.
El nunca se apartó de ella, siempre respetó el santo día (sábado) (Lucas 4:16) y dejó testimonio en Mateo 5:17: “No he venido a abrogar la ley y los profetas, sino a cumplirla”.
También enseñó a sus discípulos a sanar enfermos ese día y que el trabajo fue creado para el hombre y no al revés (Marcos 2:27) y El, como Dios, es dueño del sábado (Marcos 2:28).
No existe en toda la Biblia argumento alguno que justifique el cambio del sábado por el domingo, sólo textos fuera de contexto, como los publicados en dicho artículo.
La observancia del domingo no es bíblica; fue impuesta  por Constantino (emperador romano) en el año 321 d.C., luego de que hubo aceptado nominalmente al cristianismo.
Eusebio, obispo, amigo íntimo y adulador especial de Constantino, aseveró que Cristo había transferido el día de reposo del sábado al domingo sin poder aducir una sola prueba bíblica a favor de esta nueva doctrina (Libro “El gran conflicto”). Desde entonces, la Iglesia Cristiana Romana adoptó esta costumbre y dejó de respetar el cuarto mandamiento de Dios (Exodo 20:8).
Esta “doctrina”, en su lucha por el poder e imposición mundial, ha acabado con miles de vidas a lo largo de la historia.
Hoy día, transformada en un poder político-religioso, busca unificar al cristianismo bajo el manto del ecumenismo para poner fin a las libertades civiles y religiosas.
¡Cuidado! Debemos saber como cristianos si llevaremos la “marca de la bestia” (Apocalipsis 13:16-17) referida al domingo o el “sello de Dios” (Apocalipsis 7: 1 a 3) referido a la ley de Dios que se reflejará con el respeto al santo sábado (Isaías 8:16-2, Timoteo 2:19, Ezequiel 9:1-6 y Efesios 4:30).
Por esto me parece importante aclarar lo del día de reposo de la comunidad cristiana de Villa María y la zona para que se conozcan la verdad y la palabra de Dios y de la historia de la humanidad.
 
Adrián Baralle  
DNI 18.461.118
 
Un penoso año
Un año no es simplemente un año, pareciera que estuvieras hablando de poco tiempo, pero si lo contamos en días y horas, puede ser demasiado tiempo.
El domingo se cumplió exactamente un año de aquel 28 de junio, de aquella famosa reunión que cambió tristemente la vida de 11 familias villamarienses, incluida la mía.
Hoy, a 365 días de aquel “confuso episodio”, miro la tristeza en el rostro de mi esposo y todavía busco un porqué. Han sido días muy duros, muy difíciles de sobrellevar.
Pareciera que un año no es nada, pero son 365 días de impotencia, de bronca, de dolor, de incertidumbre. Jornadas despertando con la esperanza de  que se haga justicia y yéndome a dormir con la misma decepción de saber que la rueda de la vida gira un día más y nosotros volvimos a quedar debajo.
Pasamos un año observando con indignación los desmedidos intentos por distorsionar la verdad y por cerrarnos todos los caminos posibles y lo único que hicieron fue dejar en evidencia lo peligroso que puede resultar el poder en las manos equivocadas. Lo peligroso que resulta delegar poder en personas que no tienen ni mente ni corazones aptos para llevar la corresponsabilidad.
Han sido 365 días de lucha codo a codo con mi esposo en una misión casi imposible por ganarle a la burocracia y al poder.
Por un momento, casi me gana el cansancio, pero comprendí que si bajaba los brazos, mi esposo también lo haría y la injusticia ganaría la batalla y los que se creen impunes, amparados por sus jerarquías, seguirían destruyendo sueños.
En una oportunidad alguien me preguntó si éramos conscientes de lo que estábamos haciendo y de con quién nos estábamos enfrentando. La realidad es que, al principio, no éramos del todo conscientes. Pero el paso del tiempo, sus piedras en el camino y la lentitud con la que se hicieron todas las cosas me ayudaron a darme cuenta del tamaño de nuestro oponente y casi doy un paso al costado, pidiéndole a mi marido que diéramos vuelta la página, dejando inconcluso este penoso capítulo de nuestras vidas.
Ese día, buscando el socorro de ese Dios tan grande en el que creo, abrí mi Biblia y leí la historia de David y Goliat. Precisamente ahí comprendí que cuando se lucha con la verdad, Dios se pone de tu lado y cuando El dice basta, no hay Goliat que pueda permanecer de pie.
Y estas son las palabras con las quiero alentar a mi esposo y sus compañeros, a las familias de ellos también, a no bajar los brazos, a seguir peleando, a confiar en Dios y su justicia porque debajo del sol que el mismo creó, todo tiene su tiempo.
Sigan adelante porque mientras la rueda sigue girando siempre estará la oportunidad de que cada cosa se acomode en su lugar, aunque hayan transcurrido 365 penosos días.
 
Claudia Cabrera
DNI 26.309.098

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