Desde el pasado 5 de marzo la familia Bertone, de Bell Ville, vive sumida en un drama personal que se suma al drama comunitario que vivió la ciudad como consecuencia de las inundaciones provocadas por la crecida del río Ctalamochita.

Es que aquel día, alrededor de las 15 horas, Nelson Antonio Bertone, jefe familiar y hombre de campo, salió de su casa para dirigirse al predio rural que tiene en la zona comprendida entre Bell Ville, Monte Leña y San Marcos Sud, donde poseen animales.

Preocupado por el estado de sus vacas y caballos, el productor se montó en su Ford F100 para llegar hasta el campo, a pesar de que el terreno estaba rodeado de tierras anegadas, en las que se construyó un canal artificial de más de tres metros de profundidad, que atravesaba incluso una calle pública, debajo de la que se colocaron tubos de desagüe cubiertos con un montículo de tierra, para que drenara el agua hasta llegar al río.

A unos 50 metros de ese canal, alrededor de las 16.30, Bertone se apeó de la F100, tomó alguna herramientas y continuó andando más de un kilómetro, hasta donde estaban sus animales.

En esa circunstancia fue visto por un vecino de un campo colindante, quien trabajaba con un tractor. Fue, aparentemente, la última persona que lo vio.

“Sabemos que llegó hasta ver los animales, hizo lo que tenía que hacer e intentó regresar hasta la camioneta; ya que en el camino se comunicó telefónicamente con un vecino de Bell Ville, al que le prestaba el campo para que dejara algunos animales, y le pidió ayuda, que lo fuera a buscar”, narró Roberto Bertone, hijo del hombre desaparecido, a EL DIARIO. 

“Eso lo sabemos porque se lo reconoció el propio vecino a un primo mío, telefónicamente, sin saber que algunos policías escuchaban la conversación”, contó el muchacho. 

Sólo que el vecino, cuando iba a socorrer a Bertone, recibió otra llamada de auxilio y decidió cambiar de rumbo; por lo que luego el hombre cambió su declaración ante la Policía. 

“Creo que este hombre hizo abandono de persona, porque si no iba a ir a buscarlo, tendría que haber mandado a otro, o hablar con nosotros, con quienes nunca se comunicó”, dijo el muchacho. 

 

“Sólo pedíamos que hicieran su trabajo”

 

Lo cierto es que de acuerdo a lo que estiman los familiares del productor, aquella jornada se hizo de noche, el camino era difícil de transitar y Bertone “perdió el equilibro y se cayó al canal”, explicó Roberto. 

Prueba de ello es que días más tarde, dentro del canal no lejos del lugar de paso, los bomberos encontraron el teléfono celular, los anteojos, una llave prusiana, un corta alambre, un freno de caballo y los anteojos del productor.

“Cuando le fui a reclamar a la Policía que siguieran buscando el cuerpo de mi padre, el comisario Giovanini me dijo, estando mi madre adelante, que para qué iban a seguir buscando si a mi padre ya se lo habían comido los pescados”, aseguró el joven, quien también señaló a los comisarios Fernández y López como dos de las personas que trataron con total desinterés el caso. 

“Le dije que su trabajo era buscarlo hasta encontrarlo, no decirme que se lo habían comido los pescados ni nada, buscarlo hasta las últimas consecuencias, porque para eso estaban ellos: policías y bomberos. Y los bomberos tampoco ayudaron mucho, a decir verdad. Sólo le pedíamos que hicieran su trabajo, pero la verdad es que no nos sentimos contenidos. Y tampoco por la Justicia de Bell Ville, por la Fiscalía de Oscar Aliaga. Allí, inclusive, nos dijeron que habían mandado los papeles de nuestro caso a Córdoba y eso es mentira. Mi madre viajó hace dos días a los Tribunales de la capital provincial y la secretaria del Juzgado le dijo que del caso de mi papá no sabían nada”. 

Lo cierto es que a cuatro meses y cinco días de que Nelson Antonio Bertone cayera al canal, su hijo Roberto; su hija Evangelina, su esposa Graciela Villalva, familiares cercanos y amigos, siguen esperando una respuesta que los satisfaga, más allá del dolor. Y esa respuesta no llega, parece haberse ido arrastrada por el agua y el barro.