Señor director:
Tengo 85 años y, como muy pocos, recuerdo bien el origen de un ícono de nuestra ciudad que fue relegado al olvido, y al que hoy hacen ciertas reminiscencias al llamado “Trencito de las Playas”.
He leído algunos artículos últimamente que hacen referencia a ese medio de transporte, pero no describen al verdadero origen de dicho trencito.
Se ha dicho que una formación conformada por una locomotora y un vagón, a veces dos, y hasta tres, realizaba el recorrido desde la calle Entre Ríos hasta Las Playas cada treinta minutos.
Este era un medio de transporte para pasajeros en general que comenzó su itinerario a principios de la década de 1950.
Pero lo que la gente desconoce, en general, es que hubo otro trencito que le dio origen y que dista mucho de esta última formación conocida y recordada por los tantos usuarios.
Se trataba de dos vehículos similares ensamblados por la parte posterior, lo que se asemejaba a dos pequeños colectivos unidos, y que cada uno apuntaba hacia el lado opuesto del otro.
Estos no tenían caja de cambio para una marcha atrás, entonces, cada vez que llegaba a su destino, los maquinistas detenían ese motor, descendían del mismo, ya que no se comunicaban uno al otro por su parte interna, y ponían en marcha el otro motor para regresar por el mismo recorrido anterior.
Este original “Trencito de las Playas”, de color muy oscuro, no era destinado al transporte público, sino que trasladaba a empleados ferroviarios desde el centro de la ciudad hasta Las Playas.
Según recuerdo, a partir de 1937 se les permitió viajar cotidianamente a dos maestras que iban a dar clases en aquel espacio, distante del centro de la ciudad, que comenzaba a urbanizarse.
Como Villa María cumple en este año sus primeros cien años de vida como ciudad, seguramente se podrán leer artículos referido a este medio de transporte y, este aporte de mi memoria, dejará alguna contribución a las páginas históricas o literarias.
Somos muy pocas las personas muy adultas que podemos atestiguar sobre ese primer trencito, y sería interesante que si alguien tiene en su poder una fotografía de esos dos vagones a motor, o como lo llamaban habitualmente, “El Ensamblado”, que se comunique conmigo para difundir esta información con mayor claridad.
Aldo Ruiz
