Se cumplen hoy 20 años del brutal crimen de Tania Soledad Bruno, una nena de 8 años que fue estrangulada con un cable en la casa donde vivía junto a sus padres y dos hermanitos, en la ciudad de Hernando.
El cuerpo sin vida de la pequeña fue hallado en horas de la tarde del domingo 16 de julio de 1995 por Fabricio Bruno, hermano de Tania, quien al ingresar a la vivienda vio a su otro hermanito, Martín (por entonces de 2 años), llorando desconsoladamente.
Fabricio se percató que algo grave había ocurrido cuando vio a su mamá, Sandra Vignolo, tirada en el suelo, inconsciente y con manchas de sangre en el rostro. Y de inmediato vio a la menor tirada sobre la cama matrimonial.
Poco después del asesinato, Vignolo dio su versión de lo que había sucedido: “Golpearon la puerta. Era un hombre con bufanda hasta la nariz que dijo que venía a buscar unos papeles que le había dejado mi marido (el experiodista deportivo Paul Bruno). Cuando lo dejé entrar, se metió otro tipo que también llevaba puesta una bufanda. Los dos pelearon conmigo y trataron de hacer callar a Tania, que gritaba por lo que estaba pasando. Pobrecita, era tan chiquita que se les fue la mano. Creo que no tenían intención de matarla”.
La madre, a juicio
Sin embargo, la investigación judicial puso a la mujer bajo sospecha, a tal punto que debió sentarse en el banquillo de los acusados 17 meses después del asesinato.
Sandra Vignolo fue juzgada por la Cámara del Crimen de Río Tercero, pero el 20 de diciembre de 1996, luego de varias audiencias, fue absuelta y recuperó la libertad.
Cuando concluyó el juicio, Sandra se enfrentó a los periodistas y declaró: “Con Tania tenía una relación muy especial. Pienso que por el hecho de no haberla visto muerta, ella pasó a ser mi sol sin edad; es el rayito de luz que me ilumina y me da la fuerza para estar hoy hablando con ustedes y haber pasado todo este tiempo”.
En su sentencia, los propios jueces hicieron referencia a las contradicciones surgidas de las declaraciones de los policías que intervinieron en la investigación con respecto al resguardo de la escena del crimen.
En la última jornada del juicio, al pronunciar su alegato, el exfiscal riotercerense Moisés Yona habló de las dudas que, a su entender, lo llevaron a sostener que la imputada era ajena a la muerte de su hija, pero dijo que hubo “un pacto de silencio entre los padres, que comenzó luego del crimen”.
“Desprolijidades”
En efecto, hace ya dos décadas, la Policía y el exjuez de Instrucción que investigó el crimen, Fernando Morales, trabajaron sobre la hipótesis del “crimen pasional” y, tal como se comprobó durante el juicio, descuidaron otros detalles de la pesquisa y cometieron varias “desprolijidades”. Yona acusó a la Policía por “falta de experiencia” para realizar la tarea.
Así, el fiscal pidió la absolución de Vignolo, a la que luego adhirió el abogado defensor, Carlos Ríos. Y finalmente, los camaristas Omar Borgna, José Luis Clemente y Félix Pértile la liberaron por “falta de pruebas” en su contra.
Tiempo después del crimen, los padres rompieron su matrimonio. Hace algún tiempo el semanario Tribuna de Río Tercero informó que Sandra se radicó en Almafuerte, donde vive en pareja con un expolicía, y Paul ejerce como parapsicólogo y viaja seguido al exterior. De los hermanos de Tania sólo se supo que uno de ellos administra un complejo de cabañas en Villa General Belgrano.