“A las 22.23 le pasaron la primera gota de médula tomado de mi mano. Estoy llorando de felicidad. Dios está con nosotros. A las 5.11 terminó el trasplante. Le doy gracias de todo corazón a todos.” El conmovedor mensaje de texto salió del teléfono celular de Mary Casas, la mamá de Marco Karel Ludueña, el niño villamariense de 11 años que padece leucemia.
Desbordada por la felicidad que le provocó el éxito de la trascendente intervención, la mujer tomó su teléfono a las 6 de la mañana de ayer y le comunicó a las decenas de personas que aguardaban, en una mezcla de angustia, fe, esperanza y temor, noticias del trasplante de médula.
La operación se registró en el Hospital Privado de la capital provincial y fue un éxito. Ayer al mediodía, Marco tenía “unas pilas enormes”, al decir de Norma Avaro, una de las amigas más cercanas de su madre.
Norma viajó a Córdoba en los últimos días para acompañar a la familia, pudo visitar a Marco (en medio de rigurosas medidas de higiene y salud) y permaneció en el nosocomio hasta varias horas después de terminado el trasplante, que se posibilitó gracias a un donante alemán, del que no se sabe el sexo ni la edad.
“Hay que aguardar veinte días para que la médula comience a despertar. Los doctores dijeron que nunca vieron un chico con tantas ganas de curarse; es increíble las pilas de este pibe”, contó, conmovida, Avaro a EL DIARIO, ayer.
“En los días previos, no comió los flanes y no tomó gaseosas, porque los guardó para darnos a nosotros, a todos los que íbamos a ir. Marco es un sol, alguien increíble”, subrayó.
En los últimos días, el pequeño, quien tiene dos hermanos varones, se encontraba bien de ánimo, pero con mucha fiebre. Ahora, tras la operación, todo es fe y esperanza para la familia, los amigos, los vecinos y todos los villamarienses que se conmovieron con la historia, luego de leerla en la edición dominical de EL DIARIO. Tal fue la respuesta de la gente, que hubo cadenas de oración en la ciudad y distintos pueblos, además de misas organizadas para pedir por su recuperación, según contó Avaro. “Mary está muy conmovida y muy agradecida con la gente, porque fue increíble la respuesta y el apoyo.”
Ahora, el niño enfrentará con la entereza y la fortaleza que lo caracteriza esta etapa. Por lo pronto, mira dibujos animados en la tevé. Y se le agita el corazón cuando cruza miradas con Celeste, una pequeña de nueve años que fue trasplantada hace una semana, que está internada muy cerca de él. A ella lo une un amor que está dispuesto a vencer toda adversidad.