A pesar de su gran potencial, “la producción nacional de leche creció solo un 5% en los últimos 15 años”, indicaron en un informe sobre el sector los especialistas de CREA.
La lechería argentina creció a tasas significativas entre 1991 y 1999 (6% anual en promedio); ese año alcanzó el récord histórico de producción (10.329 millones de litros). Sin embargo, la crisis del sector, agravada en 2001-2002, provocó sucesivas caídas en los volúmenes de leche producidos, que en 2003 llevaron la producción a 7.951 millones de litros. El proceso de recuperación económica repercutió favorablemente en la actividad lechera, al punto que en 2006 la producción volvió a superar la marca de los 10.000 millones de litros. Entre 2006 y 2011 no hubo grandes oscilaciones en los niveles de producción, que se mantuvieron estables alrededor de los 10.000 millones de litros. En 2014, la producción fue estimada en 10.846 millones de litros.
“A la hora de analizar las tasas de crecimiento de la producción, cualquier medición que se haga contra el peor año lechero, como lo fue 2003, arrojará resultados fuertemente positivos (en la década 2003-2014 crecimos el 36%), pero si comparamos la performance actual con el récord de 1999, el crecimiento apenas llega al 5% en 15 años. Si la comparación se establece con otros países lecheros de la región y con el resto del mundo, el resultado no es muy alentador. Entre 2000 y 2014 el mundo creció en producción lechera el 30%, mientras nuestros vecinos Uruguay y Brasil crecieron un 70 y 66%, respectivamente, indicaron.
Agregan que a nivel de la cadena láctea existen hoy problemas derivados en parte de diversas distorsiones macroeconómicas relacionadas a la capacidad instalada de la industria, falta de transparencia en la formación de los precios y ausencia de formas consensuadas de articulación intersectorial. Según la Fundación PEL, algunas medidas que podrían revertir esta situación serían:
-Retornar a un sistema de exportaciones automáticas.
-Desarticular las distorsiones que generan las autorizaciones de precios mayoristas de productos lácteos y el tope al precio de la leche en tranquera.
-Devolución automática del IVA de exportación.
-Prefinanciación de exportaciones; financiación de stocks; créditos a la producción y a la industria para ampliación de la capacidad instalada.
-Garantizar un comercio fluido de lácteos en el Mercosur.
-Abordar la problemática de los caminos rurales como una verdadera política de Estado.
“La cadena láctea argentina cuenta con una excepcional dotación de recursos naturales (clima y suelo), productores con “cultura lechera” y aptitudes para producir eficientemente, con tecnología adaptada a las exigencias de la demanda mundial. El desafío consiste en recrear las condiciones necesarias para hacer realidad una lechería competitiva, en desarrollo permanente y con sostenibilidad económica, social y ambiental, para abastecer a Argentina y al mundo. Para que esto sea posible resulta imprescindible construir confianza, estabilidad económica, institucionalidad, y la consolidación de un diálogo público-privado constructivo y una política adecuada de inserción internacional. La cadena láctea es parte y puede hacer su aporte para la construcción de un nuevo país, una Argentina mejor”, concluyeron.