Rubén Quevedo, secretario general del Sindicato Unión Obreros y Empleados Municipales (SUOEM), ratificó ante la Justicia la denuncia por amenazas. Lo hizo ayer, en la Unidad Judicial que funciona en la sede policial.
En diálogo con EL DIARIO, Quevedo dijo que detalló las amenazas recibidas y dio los nombres de los “altos funcionarios” -así los había identificado en la nota anterior- que lo intimidaron telefónicamente.
“Yo les dije todo porque espero que esto se aclare”, dijo Quevedo.
En cuatro fojas, la empleada judicial transcribió las declaraciones que caratuló como “amenazas calificadas”. Allí está sentado el “aviso” que le hicieron en octubre del año pasado, cuando un empleado municipal le informó que “(Jesús) Chirino había contratado un sicario santafesino por 30 mil pesos y me ofrecía que por el doble de esa plata podía agredirlo a él”.
“Cuando me preguntaron, dije lo mismo que les informé a ustedes: jamás creí en la acusación contra Chirino, quien, además, expresó su solidaridad conmigo”, agregó.
El otro hecho fue indirecto: un grupo de personas que él no conoce, le cruzaron el auto a un miembro de la Comisión Directiva del SUOEM para decirle que si no querían problemas, que Quevedo no se postulara como candidato a conducir el gremio para las elecciones que se celebrarán este año.
“Seguro van a citar a mi compañero de la comisión para que él cuente lo que le pasó”.
Pero los hechos más graves sucedieron el mismo día de los comicios provinciales. “El 5 de julio balearon el lugar donde yo guardaba el auto y después, hicieron lo mismo contra mi casa”, relató.
“Cuando en la Policía me preguntaron qué político me había amenazado, yo dije la verdad. La única persona que por teléfono me dijo de todo fue Nora Bedano (diputada nacional y legisladora provincial electa). Ella estaba enojada porque con el gremio pedimos un ATP (Aportes del Tesoro Provincial) para la fiesta de los municipales. Me dijo traidor porque le estaba pidiendo al Gobierno provincial. También me dijo que no me iba a perdonar nunca. Fue una conversación muy fea, cuya grabación presentaré cuando me llamen de la Fiscalía”, informó Quevedo.
“También les dije que (Eduardo) Accastello sabía lo que me había pasado en octubre y que incluso puso gente para que me custodiara”, agregó.
A raíz de la denuncia, agentes policiales estuvieron investigando las huellas de los ataques contra la vivienda del dirigente. “Van a ver si me ponen custodia o me dan un botón antipánico”, concluyó Quevedo.
Más repudios
Edgardo Garmendia, titular de la CGT local, dijo a EL DIARIO que estuvieron reunidos ayer con Quevedo “y nos pusimos a su disposición”.
“Decidimos hacer una reunión con el pleno de la CGT para hablar específicamente de ese tema que nos tiene muy preocupados. En Villa María no estamos acostumbrados a ese tipo de hechos, por eso no podemos salir del asombro”.
“Repudiamos todo tipo de agresión hacia las personas y particularmente hacia integrantes del movimiento sindical. Expresar nuestras ideas es un derecho constitucional y todos juntos tenemos que reaccionar frente a amenazas o agresiones que quieran impedir ese derecho”. “Pedimos que se esclarezca pronto todo lo sucedido”, dijo Garmendia.
Otro de los dirigentes sociales que expresó su mirada sobre lo sufrido por Quevedo fue el candidato a intendente por la alianza Villa María para la Victoria, Martín Gill. Sobre el particular, manifestó su “enérgico repudio” a situaciones de este tipo, al tiempo que expresó la necesidad de que se esclarezca el hecho en todos sus términos. “Es un acontecimiento que no podemos permitir en la Villa María que se viene”, concluyó.