Las crónicas de la época la sitúan arengando en la ciudad junto a otras figuras como Reyna Suárez y Aureliano López. En esta oportunidad pretendemos hacer un rescate breve de algunos aspectos de la militante anarquista Iris Pavón.
Si bien no se trata de una figura política propia de la ciudad, sí estuvo aquí trabajando durante la campaña solidaria que le llevó a tener contacto con el movimiento libertario
Llegada al anarquismo
Lo primero que debería decirse es que escribimos acerca de una mujer de enorme sensibilidad social, valiente, apasionada, rebelde con causa, combatiente por la libertad. Que fue una decidida rebelde antes de poder sustentar teóricamente sus posiciones contrarias a todo aquello que le ponía restricciones a la libertad de la mujer. Nació en un hogar de escasos recursos económicos en la localidad bonaerense de Lobería, el 15 de setiembre de 1906. Pocos años después la familia se trasladó a la provincia de Córdoba. Según la biografía que figura en el libro “Pasión de justicia” que recoge algunos de sus escritos y fue publicado en 1953 por Ediciones Reconstruir, Iris creció en pueblos de la zona serrana cordobesa. Allí “formó su personalidad y conoció el mundo. Su adolescencia y los primeros años de su juventud transcurrieron en Deán Funes. Sus años de madurez, de expansión de la personalidad, de la militancia social, de pasión y sufrimiento, tuvieron por escenario principal la ciudad de Cruz del Eje”. En esta localidad, según se rescata en el trabajo de María Eugenia Bordagaray, “Lucha antifascista y trayectorias generizadas en el movimiento libertario argentino (1936-1955)”, Iris participó como periodista y escritora en los periódicos locales “Tribuna” y “La Idea”. Esta misma autora señala que “la militancia política y social paterna junto a la de sus hermanos transcurre entre el socialismo y el sindicalismo, llegando el primero a ocupar un lugar importante entre los ferroviarios de la ciudad de Lobería”. Fue una mujer generosa que vivió haciendo de la solidaridad una práctica constante, inclinación que quizás le vino de su propia experiencia ya que muy temprano en su vida debió colaborar con su hogar. Cuando contaba con quince años de edad, en 1921, cuando en su ciudad publicó las primeras poesías y en ellas ya se ve su sensibilidad social.
En “Pasión de justicia” se señala que Iris tomó contacto con el movimiento libertario en la campaña por los Presos de Bragado, una lucha popular “por arrancar de la cárcel a tres obreros inocentes, víctimas de una confabulación policíaco-judicial”. La detención y posterior condena judicial de estos hombres no estuvo relacionada con los hechos que les adjudicaron sino con su condición de anarquistas. El proceso político iniciado en 1930, golpe de Estado mediante, llevó al poder político del país a la oligarquía conservadora, que liberaron las fuerzas de la represión militar y policial a fin de suprimir los sectores políticos que se oponían a la dictadura que intentaban imponer. En ese contexto, en 1931, explotó una bomba en la casa de un caudillo conservador de Bragado. Esa fue la excusa para apresar y torturar a militantes. Primero encarcelaron a radicales, luego se enfocaron en los anarquistas, y de allí las repudiables condenas mencionadas. Desde el sector anarquista se responde con una campaña por la liberación de los torturados de Bragado, esta acción tuvo honda repercusión social, trascendiendo el sector ácrata. En Villa María se organizó el “Comité de Agitación Pro-Presos de Bragado” que tenía relación con el Comité organizado a nivel nacional que funcionaba en Buenos Aires. En la referida biografía de Iris, se señala que desde el momento en que tuvo conocimiento del drama de Bragado, se lanzó “de lleno a la reivindicación de las víctimas y a la lucha por su liberación” y “pronto se convirtió en alma de la agitación justiciera en la provincia de Córdoba”. No sólo organizó el Comité de Cruz del Eje y participó en el de Córdoba capital, sino que también estuvo presente en el de Villa María. Recorrió gran parte del país llevando su voz en favor de la liberación de quienes habían sido encarcelados por razones políticas. De sus arengas se dice que “las palabras de Iris impresionaban a los oyentes, sin distinción de sectores, porque todos advertían que no tenían ante sí a una oradora política, a una profesional de la propaganda, sino a una mujer que vibraba en una auténtica pasión de justicia”
Escuchar con los ojos
Supo ejercer un periodismo comprometido con las causas sociales y, también, le tocó sufrir la cárcel por razones políticas. Otra lucha que marcó su vida fue la Campaña Solidaria con el Pueblo Español, luego que el franquismo se levantara contra la República. La lucha antifascista y libertaria la siguió llevando a numerosas tribunas. Luego participó de la resistencia a lo que consideraba opciones demagógicas y autoritarias del sistema capitalista. Luchó con entereza y brío por las causas que consideró justas hasta que el 13 de setiembre de 1951, luego de una afección a las glándulas suprarrenales, dejó de existir.
El gran escritor español Francisco de Quevedo, en uno de sus poemas dice que con sus ojos escucha a los muertos, en relación a la lectura. Este verso adquiere literalidad cuando en “Pasión de justicia” accedemos a la palabra de Iris Pavón. Repasando la gran cantidad de temáticas que abarcan esos escritos, notamos que un tema central en su militancia lo fue el rol de la mujer. Pues es imposible entender el valor del trabajo de mujeres como Pavón, sin advertir que desarrollaron un rol activo en la política en un contexto autoritario y machista, en una sociedad que no veía con simpatía la participación de ese género en dominios que suponía del hombre.
Por ello que aún conmueve “escuchar” las palabras de Pavón en su “Pasión de justicia”. En uno de sus escritos analiza la figura de la mujer a partir del libro “Educación para la muerte”, de Gregor Ziemer, allí usando la figura de Isadora Duncan, ella reivindica “el derecho al libre amor y a la libre maternidad, deseada y comprometida en toda su responsabilidad y su grandeza” a la vez que la opone a la de las “jóvenes alemanas que nos muestra Ziemer” que escribió sobre la sociedad nazi. A estas últimas las ve “enloquecidas y fanatizadas en el ansia de dar soldados para su Führer, con la negación de toda femineidad, de todo espíritu amoroso y material”. Para Iris “...son necesarias mujeres de la audacia, de la inteligencia, de la pasión y del fervor de la maravillosa Isadora” .
Así como en éste, también se expresa en otros temas como la cárcel, la justicia social y la lucha contra el autoritarismo. A pesar del tiempo, en ese libro editado dos años luego de su muerte, aún resuena su voz con pasión al igual que lo hizo en las esquinas de San Martín y Buenos Aires y en el Cine Capitol de nuestra Villa María.