El día 10 de julio del corriente año, ya en víspera del receso escolar de invierno, en la ciudad de Córdoba, más precisamente en la Escuela Superior de Comercio "Manuel Belgrano", institución dependiente de la Universidad Nacional de Córdoba  (UNC), ubicada en calle La Rioja 1450 de esa ciudad, fue asesinado un perrito arrojándolo desde un segundo piso.

Cabe destacar que dicho establecimiento tiene características particulares para su ingreso, es decir, no van los chicos de condición humilde, lo que indica el nivel que posee.

Según proteccionistas, el animalito habría sido llevado engañado y luego quizás, como una broma, o no, arrojado al vacío. El pobre perro quedó tirado en el patio y, según testigos, fue horrible escuchar los quejidos y el llanto del pobre animal, que se revolcaba destrozado hasta que murió. El lamentable suceso provocó un profundo malestar en alumnos que aman a los animales, muchos de los cuales llevan comida a aquellos en situación de calle. Algunos de ellos debieron llamar a sus padres para que los retiraran por no poder soportar tremendo espectáculo.

Inmediatamente las organizaciones proteccionistas de Córdoba (incluso Change.Org, organización a nivel mundial con sede en San Francisco, California-Estados Unidos, la que recolecta firmas por intermedio de las redes sociales para realizar peticiones de todo tipo), tomaron intervención pidiendo una investigación profunda para aclarar lo sucedido, solicitando sanciones al director de la institución y la expulsión de "el o los" alumnos que participaron en el hecho. Según el director de la escuela, se inició un sumario administrativo y manifestó que: "No quedará impune este acto porque este colegio no convive con la impunidad", cosa que espero de corazón que se cumpla.

Ahora bien, comenzaron las clases y creo que sería bueno un momento de reflexión y concientización para toda la comunidad de Villa María y la región, para que nunca más se repitan hechos de esta naturaleza, reforzando los valores que se deben tener para vivir en familia y en sociedad.

Quienes cometen estos actos de locura, amparados en una broma, hoy son jóvenes que conviven con nosotros, hijos, nietos, hermanos, abuelos y que en un futuro algunos de ellos serán profesionales a los que recurriremos para atención a nuestros problemas sin saber con qué nos podemos encontrar.

Personalmente creo que debe haber urgente intervención psicológica y psiquiátrica para los intervinientes y sus familias y la correspondiente sanción. Esto excede lo que puede ser una travesura. Una vida es una vida y hay leyes que castigan el maltrato animal.

Hoy la sociedad está en deuda, muchos no lo entenderán, sólo queda el pedido de justicia para este pobre angelito.

 

Eduardo Montenegro

DNI 12.672.755

Docente