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Hijano fue específico sobre las diversas clases de semillas |
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EL DIARIO Rural entrevistó al ingeniero Edgardo Hijano, ex INTA, especialista en genética, dedicado a alfalfas, quien con base en nuestra ciudad, estudia las especies resistentes en nuestro país, en los distintos climas y suelos, en un proyecto de la empresa canadiense-australiana AraucaSeeds, dedicada específicamente a semillas de alfalfas, desarrollando en la actualidad semilleros de alfalfa en nuestras provincias de Mendoza y Catamarca.
Hijano, marcó dos puntos fundamentales para aumentar la materia seca por hectárea, considerando el tiempo de duración de un lote de alfalfa; destacó además no escatimar gastos en recursos al momento de la siembra y el permanente seguimiento para detectar y evitar enfermedades.
En primer lugar señaló a la "implantación: cuándo el productor tiene que realizar una siembra, entre las recomendaciones, similares a todas las pequeñas semillas, están priorizadas, no sembrar sobre soja o alguna otra leguminosa, es conveniente después de algún verdeo de verano, una moha, un mijo, dar vuelta la tierra y sembrar".
"En rotaciones lo que hay que tener en cuenta, en general, que no viene tan bien, porque algunos de los patógenos que tiene la soja los tiene también la alfalfa, entonces esos insectos, bacterias y hongos, están en los suelos y se potencian", agregó Hijano.
Expresó el especialista que "otro factor importante es que a pesar de que hay una visión en cierta medida negativa a implantar alfalfa con semilla peleteada -por los costos- se recomienda esta semilla, porque tiene varias ventajas la semilla tratada, el inoculante es uno, que hace que apenas nazca la planta las bacterias comiencen a trabajar y se logre la fijación biológica de nitrógeno; en segundo lugar, posee una cobertura de carbonato de calcio, lo que hace que en suelos donde el PH está muy bajo, menos de 5,50, le da un arranque importante en el desarrollo primario a la planta, y además, la semilla peleteada, tiene un fungicida, que controla una enfermedad cuando la planta está naciendo".
En otro aspecto, sostuvo que "con siembra convencional se recomienda no enterrar mucho la semilla, tratar de no hacerlo con siembra directa, preparando el suelo como se hacía antes y especialmente, que los productores consideren a la alfalfa como un cultivo agrícola, es decir, realizar análisis de suelo y si está faltando algún nutriente, como calcio, azufre, potasio, o fósforo, un fertilizante no vendría nada mal, por las mismas razones que se hace en otros cultivos".
"Esto es fundamental, ya que si se están usando variedades buenas, el rendimiento va a estar condicionado a las condiciones de implante que a la variedad implantada, dado que un alfalfar, se tiene de tres a cuatro años, no una temporada como cualquier cultivo agrícola. El suelo bien preparado, la semilla tratada, hacen una base más que importante en los rindes y duración de los lotes, y la protección de la planta en el momento más crucial, que es el arranque, desde la implantación hasta el nacimiento de la planta y el comienzo del desarrollo", explicó Hijano.
Agregó que "por estas razones, la planta podrá defenderse mejor de las condiciones adversas y de las enfermedades que seguramente tendrá, a pesar de la resistencia a algunas que puede tener cada variedad".
@Enfermedades
"La introducción al país de algunas variedades muy susceptibles, que tuvieron mucha demanda en años anteriores, incorporó algunas enfermedades, existentes especialmente en California, como un hongo, que produce la mancha ocular de la hoja", dijo el ingeniero. Y enumeró que: "Pulgones, isoca, enfermedades de raíz, de corona, hay una serie de problemas que se deben seguir para curar y/o prevenir a tiempo, ya que pueden afectar seriamente la existencia de la planta y por ende los rendimientos".
En cuanto a las variedades de alfalfa que están en el mercado, manifestó que "tienen un cierto nivel de resistencia a plagas y enfermedades, de lo que traen un listado, pero por ejemplo, a la isoca, no hay ninguna que sea resistente y hay tres o cuatro tipos de isoca que comen el follaje y se le pueden incorporar defensas por medio de la biotecnología".
Además, sostuvo que "en general, con muchas de las plagas, ante el ataque de las mismas, se seleccionan las plantas resistentes y se incorporan a los semilleros y se cruzan con otras plantas resistentes a otras plagas, y así se avanza en la genética resistente, pero con la isoca, no se puede hacer eso, por lo que el control permanente de las plantas es fundamental".
@Cuidar las raíces
Hijano fue claro al marcar que "la fitóftora es una enfermedad de la raíz, que cuando suben las napas, pudren las raíces y si a posteriori viene un período seco, esa raíz no profundiza lo suficiente como para incorporar el agua necesaria y mueren, esto se ve mucho en sectores bajos, que muchas veces son los que se dejan disponibles para las alfalfas".
"Los hongos son un problema común en las raíces y otro los gorgojos, particularmente en zonas de suelos sueltos, y para esto tampoco hay resistencia genética, por lo que es conveniente agregarle alguna característica física a la raíz de manera que soporten el daño". aportó Hijano.
Indicó que "ésa es una de las razones por la que se está trabajando genéticamente en producir plantas con raíces ramificadas, para que en vez de tener una sola raíz pivotada, tenga muchas raíces, y la respuesta es positiva, además, la raíz ramificada, se transmite directa y fácilmente a la descendencia de la planta, lo que hace acelerar la factibilidad de tenerla". "De cada planta seleccionada como resistente a alguna enfermedad, para usarla en el cruzamiento, también se tiene en cuenta el tipo de raíz, y se eligen las de raíces ramificadas", afirmó.
@Grupos
A decir del ingeniro Hijano, existen tres grandes grupos, que se distinguen entre sí, por los períodos de reposo y latencia.
"La selección y elección de grupos, no deben responder sólo a la necesidad del productor, sino a las condiciones climáticas y el medio ambiente de cada lugar donde se implantará, factores que se ensamblan en todo el rendimiento de la planta.
Los grupos de gran reposo, se usan especialmente en las zonas patagónicas muy frías, los grupos 6-7, son muy importantes para la zona pampeana central, principalmente para engorde, y las de sin reposo invernal, que crecen todo el año, y son las que mayormente utilizan los tamberos.
En tambos: la problemática de los tambos, en primer lugar es el precio, porque la semilla es importada y debe seleccionarse la semilla peleteada para garantizar el proceso de duración, cuidar el cultivo predecesor, esperar al menos seis meses, a que la planta arranque realmente antes del primer corte o la primera comida, y es crucial el control de malezas en ese período y alguna que otra plaga que pueda afectar el normal crecimiento.
Para elegir la variedad: poner énfasis en las que tengan prevención a las enfermedades de hoja, porque allí está el valor alimenticio, donde se concentra toda la proteína, y los tallos concentran lignina y celulosa, y las hojas, si bien tienen poca fibra, poseen la proteína que es lo que necesita el animal tanto para leche como para carne.
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